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¿Jhon Durán es el ejemplo perfecto de “la magia y el caos” que caracteriza al futbolista colombiano?

El futbolista colombiano parece vivir entre la genialidad y el error. Casos como el de Jhon Jáder Durán reabren un viejo debate.

  • El delantero colombiano Jhon Jáder Durán dejó el fútbol inglés a inicios de 2025 para ir al Al-Nassr de Arabia Saudita a cambio de un contrato millonario. Ahora está cedido en el Fenerbahçe de Turquía. FOTO getty
    El delantero colombiano Jhon Jáder Durán dejó el fútbol inglés a inicios de 2025 para ir al Al-Nassr de Arabia Saudita a cambio de un contrato millonario. Ahora está cedido en el Fenerbahçe de Turquía. FOTO getty
hace 1 hora
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En casi todos los futbolistas colombianos existe una dualidad: tienen, en igual proporción, la capacidad de hacer genialidades o “meter la pata” en cualquier momento. Parece que, todo el tiempo, vivieran sin contexto, desconectados de la realidad, en un mundo paralelo.

El joven delantero antioqueño Jhon Jáder Durán es un ejemplo claro. Tiene un talento descomunal para anotar goles. Dentro del área es feroz: se mueve con velocidad, tiene fuerza, cabecea bien y posee un remate de zurda potente que lo lleva a marcar goles de alta factura tanto en zona de definición como de media distancia.

Sin embargo, tiene un harakiri: su carácter fuerte. A inicios de diciembre, en un partido entre Fenerbahçe, su equipo, y Ferencváros, válido por la Europa League, fue expulsado por enfrascarse en una pelea sin sentido con un rival. Se lo reprocharon los compañeros. Él se mostró impávido. Pocos días después anotó un par de goles. Mostró destellos del nivel que tuvo en el Aston Villa inglés durante 2024, cuando, antes de irse para el Al-Nassr de Arabia Saudita por un contrato multimillonario, era considerado uno de los delanteros jóvenes con mejor proyección en Europa.

No obstante, la semana pasada pidió que le dieran permiso para venir a Colombia a pasar Navidad con su familia. Mientras sus compañeros jugaban, el 23 de diciembre, uno de los clásicos de Turquía contra Beşiktaş, en Estambul, Durán se preparaba para estar en un concierto con sus amigos de infancia en el barrio donde creció, en Zaragoza, Antioquia.

Fenerbahçe perdió 1-2. Con eso, cedió en la pelea por el primer puesto de la liga turca con el Galatasaray. El cuadro de Durán es segundo, con 39 puntos. Los de Dávinson Sánchez aparecen en la punta con 42 unidades. Una victoria el martes pasado los habría dejado igualados. No se dio. Al técnico Domenico Tedesco le preguntaron si, quizá, la ausencia de Durán y del arquero brasileño Ederson —quienes pidieron permiso para pasar Navidad con sus familias— tuvo relación con la derrota en un partido importante. El hombre le restó importancia a la situación. Dijo que para él era muy importante crear grupo y que, en medio del calendario apretado que tenía el equipo, era fundamental cuidar el lado “humano” de los deportistas.

También agregó que, por un tema cultural, el fútbol era muy importante para los futbolistas de Suramérica y que, teniendo en cuenta sacrificios que habían hecho, como jugar con dolor —porque estaban lesionados o acelerando procesos de recuperación—, merecían el premio de compartir ese tiempo con sus familias. El resto de jugadores del plantel salieron a vacaciones después del encuentro. El fin de año lo podrán celebrar con sus familias. El equipo volverá a jugar el 6 de enero contra Samsunspor (8:00 a. m.). Para entonces, Jhon Jáder Durán ya deberá estar de nuevo en territorio turco.

¿Cuál es la teoría del futbolista colombiano?

El joven atacante, que busca volver a la Selección Colombia después de seis meses de ausencia —la última vez que jugó fue el 6 de junio, en el empate sin goles contra Perú en Barranquilla— y ganarse un cupo entre los convocados a la Copa del Mundo de Norteamérica, podría regresar a Turquía recargado de buena energía después de pasar las fiestas de fin de año con su familia.

Durán es uno de los ejemplos más claros de la teoría del futbolista colombiano, una hipótesis que lanzó hace unos años el creador de contenido argentino Lucas Rodríguez, en la que aseguró que los jugadores criollos suelen jugar y vivir “sin contexto”, para bien o para mal. El concepto sugiere que los jugadores nacidos en Colombia tienen unas habilidades naturales que los pueden llevar a hacer genialidades dentro de la cancha, pero que también los conducen a cometer tanto errores graves de disciplina como acciones sin “lógica aparente en las circunstancias de un partido”.

La “teoría” se basó en lo que el streamer veía en los futbolistas colombianos que jugaban en Argentina a finales de la década pasada. Puso como ejemplo de “cosas geniales” el gol que anotó el antioqueño Juan Fernando Quintero en la final de la Copa Libertadores de 2018, que se disputó en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid.

El partido iba 1-1. Corría el minuto 108 de la prórroga. Quintero había ingresado a la cancha al 57 del segundo tiempo. El juego era cerrado. Había mucha tensión. Ningún equipo quería perder ante su “eterno rival”. Por eso la precaución de ambos elencos. Cuando River atacaba, Boca se replegaba. Lo mismo ocurría al contrario. Y en ese contexto, Quintero, vestido de mago, sacó un remate de zurda desde la entrada del área con tanta fuerza que tomó una velocidad imposible para el arquero del elenco xeneize, pegó en el travesaño —entró de picabarra— y desempató el encuentro.

Al final, River se impuso 3-1. El otro gol fue de Gonzalo “El Pity” Martínez cuando iba un minuto de adición en el encuentro. El cuadro “millonario” consiguió el título “más importante de su historia”.

Pero no todo es color de rosas. También hay ejemplos negativos. En un clásico Boca-River de 2021, el volante Jorman Campuzano —ahora en Nacional— fue expulsado después de darle un golpe en el rostro, sin necesidad, a un jugador del elenco rival. El volante criollo recibió la segunda tarjeta amarilla y dejó a Boca Juniors con un jugador menos. En el primer tiempo, en una jugada parecida, le dio un codazo a uno de los futbolistas del rival.

Otro ejemplo: en la final de la Copa Libertadores de 2023 entre Boca Juniors y Fluminense de Brasil, el lateral izquierdo colombiano Frank Fabra recibió una tarjeta roja al minuto 105+7 del partido, cuando su equipo buscaba, de todas las maneras posibles, empatar para llegar a una tanda de penaltis que no logró. El campeón del torneo fue el cuadro brasileño, en el que jugaba el chocoano Jhon Arias.

¿A los colombianos le falta disciplina?

En el fútbol argentino, los futbolistas colombianos siempre han sido bien recibidos. El talento de los jugadores criollos llama la atención de equipos históricos. Sin embargo, por lo general, los nombres de nuestros futbolistas en ese país terminan rodeados de polémicas extrafutbolísticas.

Hay varios casos. Por ejemplo, cuando jugaba en Boca Juniors, el talentoso volante antioqueño Edwin Cardona fue denunciado por dos mujeres por presunta agresión física y verbal durante una fiesta en la que también estaba el cartagenero Wilmar Barrios, entonces compañero en el cuadro xeneize. El caso no prosperó, pero sí generó problemas a los futbolistas. El extremo paisa Sebastián Villa protagonizó un hecho parecido. En 2020 lo denunciaron por maltrato intrafamiliar. La causa prosperó. El futbolista debió irse de Boca Juniors. Este año, después de un buen tiempo, fue absuelto cuando jugaba en Independiente Rivadavia.

También en 2025 ocurrieron un par de situaciones que llevaron a que en Argentina se hablara de la teoría del futbolista colombiano. Por un lado, el extremo cordobés Duván Vergara, quien llegó a Racing de Avellaneda en julio de este año, se arrodilló pidiéndole a Dios que su compañero Adrián Martínez anotara un penalti en el partido de vuelta de los octavos de final de la Copa Libertadores 2025, en lugar de estar pendiente del rebote. Lo reprocharon en redes.

Por otro lado, el extremo del Junior de Barranquilla anotó, en la final de ida de la Liga colombiana, un golazo al Deportes Tolima que llevó a recordar “la magia” de Juanfer Quintero en la Libertadores de 2018. En suelo argentino se dijo que jugó el duelo más importante del semestre sin presión, como si fuera un encuentro más del torneo local.

¿Los futbolistas colombianos juegan sin contexto? Parece que sí.

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