El Clásico Paisa estuvo caliente. No solo por la “batalla” de cánticos que hubo entre los hinchas. También por lo que pasó en la cancha. Tres futbolistas expulsados y muchos nervios en los últimos minutos son la prueba de que el encuentro entre el DIM y Nacional fue candela pura.
Hubo mucha tensión. Tanta que, incluso, uno de los miembros del cuerpo técnico del Medellín intentó buscarle pelea a uno de los de Nacional después del pitazo final. Por fortuna, el técnico Alejandro Restrepo y su equipo lo contuvieron. A los del cuadro verde también.
Al final no pasó a mayores. Sin embargo, el origen de la pelea estuvo en el encontrón que hubo entre Brayan León y Jorman Campuzano, que terminó con ambos futbolistas expulsados. La cosa inició así: en el medio campo, el delantero del DIM luchó una pelota contra el volante del elenco verde.
Se hicieron cuerpo. Ambos se fueron al suelo. León se paró y empujó a Campuzano. Este respondió. Los compañeros intervinieron para separarlos. Lo lograron, pero el juez central decidió expulsarlos. Cuando iban saliendo, se encontraron y dijeron algo. Se carearon. Los compañeros tuvieron que separarlos, para evitar que se fueran a los golpes.
“Si nos quedamos con la última parte del partido, fueron minutos en los que no se puede buscar una explicación lógica. Por lo general, con un gol de ventaja y dos jugadores más, se puede pensar que el partido termina a su favor. Pero en el fútbol pasan estas cosas. Lo acepto y es algo a corregir”, dijo Javier Gandolfi sobre lo ocurrido en el encuentro.
Algo parecido ocurrió en varios pasajes del partido. Por ejemplo, antes de la roja a Francisco Chaverra, del Medellín, hubo reclamos entre los futbolistas porque Fáber Gil se quedó tirado en el suelo y los del rojo no sacaron el balón de la cancha para que lo atendieran.
También sucedió en el primer tiempo, cuando Washington Aguerre y Kevin Viveros protagonizaron una discusión. El delantero del cuadro verde empujó al portero del rojo. Este le hizo un gesto que fue considerado como racista: le insinuó, cubriéndose la nariz, que olía feo. Eso generó una respuesta inmediata de los jugadores de Nacional, que pidieron que lo expulsaran.
El central no lo hizo. Entonces Jorman Campuzano fue a hablar con Aguerre. Después, ambos terminaron gritándose y señalándose. La tensión terminó ahí, aunque también hubo molestia, de parte de la gente del Medellín, con el arbitraje del bogotano Nicolás Rojas y sus asistentes.
“Hubo demasiados expulsados. Nosotros tenemos que estar más atentos. Quedarse con uno menos durante todo un tiempo, ante un rival tan complicado, es algo que no puede pasar. Por eso es que estamos tan felices todos nosotros, por la forma en que se dieron las cosas. Hay detalles que no le ayudan a nuestro fútbol: una amarilla por una cosa sí y otra no. Una revisión de VAR por unas cosas y no por otras. Hay que estar muy atentos. Vienen partidos decisivos”, analizó el profesor Alejandro Restrepo.
Las divisiones las mermó David Ospina, quien aseguró: “nos faltó más tranquilidad. Darle manejo a la pelota. Salimos un poco tristes porque manejamos bien el partido. Tuvimos mérito. Hay que felicitar al Medellín por el empuje que tuvo al final. Fue un clásico que la gente disfrutó”, David Ospina.
