Al llegar a Entrerríos, en Antioquia, lo primero que llama la atención es el paisaje verde de las montañas que rodea la planta más moderna de la empresa Alpina en Colombia, donde el 50% de producción de esta es de productos fermentados.
Desde junio de 2010, esta operación se ha convertido en un motor de innovación y desarrollo regional, ya que pasó de 60 colaboradores a más de 500 en apenas 15 años y trabaja de la mano con 170 ganaderos de 250 fincas de la zona.
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En estas montañas antioqueñas se produce el 30% de la leche fluida que abastece a Cundinamarca. Además, en esta planta, el acopio es de 335 toneladas diarias.
Aquí se elaboran productos emblemáticos como el quesito Alpina, los yogures griegos, la línea Finesse, Regeneris y, más recientemente, el Kéfir Plus, un alimento pionero en el país por integrar fibra GOS, un ingrediente de alto valor nutricional.
La planta de fermentación más grande de Colombia
La magnitud de esta planta no pasa desapercibida. Sus baches de fermentación alcanzan 30 millones de toneladas, muy por encima de los 8 o 10 millones de otras instalaciones en el país.
El ritmo productivo es igual de sorprendente, el área de empaque procesa entre 2,5 y 3 toneladas por hora, y por lo tanto esta planta puede empacar 32 toneladas en tres turnos.
La planta, además, es la primera de Alpina en contar con todas sus líneas certificadas en FSSC 22000 v6, el estándar global más exigente en seguridad alimentaria.
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El recorrido por los laboratorios es una ventana al futuro de la alimentación. Allí, David Orrego López, especialista de investigación, y Mariluz Cano, especialista en desarrollo de producto de Alpina, cuentan cómo nació el nuevo alimento de la compañía, que se fabrica en Entrerríos.
Se trata del kéfir, que tiene una comercialización de 5.530 millones de dólares en el mundo, con un alza del 8% en el mercado internaiconal.
El desarrollo tomó casi ocho años de investigación, seis para crear la “fibra GOS” —un ingrediente que reemplaza el azúcar con un aporte nutricional— y un año y ocho meses adicionales para integrarlo en el kéfir final.
“Este producto es para todos los mayores de cuatro años, y busca responder a tendencias globales en salud digestiva y microbiota. Contiene seis tipos de probióticos y fibra dietaria, lo que ayuda a regular la función intestinal y mejorar la digestión”, explica Orrego.
Orrego resalta que este avance no fue casualidad. “Alpina decidió incursionar hace seis años en el tema de fibras y sustitutos del azúcar. Con procesos biotecnológicos aprovechamos la lactosa residual como fuente de carbohidratos, logrando innovación, circularidad y nutrición en un solo producto”.
Inversión en ciencia y tecnología
Alpina destina cerca de $70.000 millones al año en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i). Su equipo de 40 personas trabaja en tres frentes: desarrollo de producto, investigación y desarrollo tecnológico.
La empresa participa activamente en el ecosistema nacional de innovación y, según sus voceros, hoy está enfocada en entender cómo proteínas, fibras y nutrientes impactan la microbiota, la salud cardiovascular y la inmunidad.
“El mercado ha respondido muy bien al kéfir. Se vende como pan caliente y ya estamos planeando incrementar su capacidad de producción para que llegue a más cadenas y tiendas”, asegura Cano.
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El impacto de Alpina en Entrerríos no se limita a la innovación alimentaria. La planta ha logrado aprovechar el 98% de sus residuos y avanzar en sostenibilidad con una estrategia en cuatro pilares.
1. Ganadería sostenible: los ganaderos aliados son 3,3 veces más productivos que el promedio nacional. Por ejemplo, un ordeño de una vaca genera 30 litros por día.
2. Descarbonización: 78% de la matriz energética proviene de fuentes limpias y la empresa mantiene su certificación de carbono neutro.
3. Circularidad: Alpina es empresa plástico neutro por tercer año consecutivo y ha alcanzado un 51% de reciclabilidad en empaques.
4. Desarrollo social: en 2024 llevó nutrición a 3 millones de colombianos mediante bancos de alimentos y su voluntariado benefició a más de 5.000 personas desde 2020. E impacta a 170 ganaderos en 250 fincas.
Entrerríos, cuna de leche e innovación
Hablar de Alpina es hablar del Bon Yurt, del que se venden cuatro unidades por segundo en Colombia, y de los yogures griegos, cuya demanda ha crecido tanto que ya superó la capacidad de producción proyectada.
El kéfir, descrito por Cano como “un nuevo hijo”, es la gran apuesta de futuro. “Cada año planeamos lanzamientos. Para 2026 trabajamos en nuevos formatos, sabores y funcionalidades que respondan a lo que el consumidor está buscando: salud digestiva, salud metabólica, osteomuscular y mental”, enfatiza Orrego.
La ubicación de la planta en Entrerríos no es casual. La región es reconocida como una “cuna lechera”, lo que garantiza calidad en la materia prima y fortalece la cadena de valor con los proveedores locales.