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Carrasquilla: “El MinHacienda del 2026 tiene que ser heroico y valorar muy poquito la tranquilidad”

El exministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, dice que si la economía no alcanza un crecimiento entre el 4% y 5%, el próximo gobierno debe hacer otra tributaria.

  • El exministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla. FOTO colprensa
    El exministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla. FOTO colprensa
14 de septiembre de 2025
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Una de las palabras autorizadas para hablar de reformas tributarias en Colombia es el exministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, quien vivió de primera mano la impopularidad de buscar un mayor recaudo con ajustes a los impuestos.

De hecho, su propuesta de reforma tributaria le costó el puesto como titular de Hacienda en 2021 –durante la pandemia de covid-19–, luego de que se desatara un estallido social que perduró por casi tres meses y afectó gravemente la economía.

En entrevista con EL COLOMBIANO, Carrasquilla aseguró que no cambiaría nada de aquella propuesta, pero confesó que no volvería a sentarse nunca más en la silla de Hacienda.

Esto, no por su anterior experiencia, sino porque el país enfrenta un serio problema fiscal que será un dolor de cabeza para quien tenga que asumir las riendas de las finanzas estatales.

¿Cuál es su diagnóstico del manejo de las finanzas públicas por parte del Gobierno Petro?

“Estoy muy preocupado, yo creo que tenemos un problema bastante complicado, bastante grande. Es difícil de arreglar, tendríamos que tener con una discusión muy de fondo donde lleguemos a unos acuerdos para hacer las cosas por el lado del gasto ordenadamente y donde, quizá, toque meter un pedazo tributario, pero mi principal preocupación es que no veo espacio en este momento para una discusión de ese estilo.

No obstante, es bueno el hecho de que en el mensaje presidencial que acompañó a la radicación del presupuesto para el año 2026 mencione explícitamente la necesidad de estos diálogos, de estas conversaciones, para ver qué tipo de acciones concretas se puedan hacer en materia de gasto, dadas las enormes rigideces que tenemos”.

¿Qué analiza de la reforma tributaria que presentó el Gobierno?

“Creo que empieza a afectar algo que se tiene que afectar tarde o temprano, que es toda la estructura del IVA. Hay unas propuestas, por ejemplo, algunos ítems que están gravados con tasas preferenciales, subirlos a la tasa general del 19%; juegos de suerte y azar que están temporalmente en 19%, proponen dejarlos así; aumentar el IVA en otros rubros. Sí me parece que vale la pena iniciar el proceso de discusión del IVA y de la canasta del IVA. En Colombia los bienes gravados con este impuesto son una proporción muy chiquita”.

¿Qué le agregaría a la reforma?

“Me iría, por el lado de la propuesta que yo hice hace unos años, que incluía una expansión importante de los bienes gravados con el IVA, sumado a una decisión de eliminar los efectos regresivos que esto podría tener a través de una devolución de IVA, que cada vez es más posible gracias a la tecnología, dado los medios de pago que hoy tenemos. Yo metería eso en el debate, puede ser que no estemos listos todavía, pero sí vale la pena darle otra discusión, eliminando los efectos regresivos sobre la población más vulnerable”.

Usted ha dicho que no se ha leído el texto de reforma porque considera que no va a pasar...

“Sí, eso lo dije y lo pienso, es decir, yo creo que han salido muchos senadores importantes a decir que eso no vuela en el Congreso tal y como está y tendrán que hacerle muchos cambios al texto para, eventualmente, tener algo que sea viable. Por lo tanto, esto, como fue presentado, no creo que tenga ninguna posibilidad de pasar”.

Le escuché también al exministro José Manuel Restrepo una teoría de que la reforma no pasaría en el Congreso y, entonces, el Gobierno lo que está buscando es victimizarse, ¿comparte esa hipótesis?

“Pues no tengo posición ni muy a favor ni muy en contra, me parece que es una hipótesis que puede ser válida, no le he echado suficiente cabeza, pero tiene sentido, es decir, el Gobierno tradicionalmente se ha enfrentado mucho al Congreso usando términos de ese estilo, que no lo dejan gobernar, que le están frenando sus proyectos, que hay un golpe blando, es decir, no sería nuevo argumentar que el Congreso no deja gobernar y que el Gobierno es una víctima de una especie de paro legislativo”.

Si esta reforma no se aprueba, ¿cree que la situación fiscal es tan apretada que el próximo gobierno tendrá recurrir de todas formas a una tributaria?

“Sí. Soy muy escéptico de que logremos tener unas reformas al gasto para hacerlo menos rígido y de permitirle al próximo gobierno reducir de verdad esos gastos. Pienso que se puede recortar, desde luego, pero no creo que se pueda bajar en los montos que se requieren. Y si la economía definitivamente no arranca a crecer al 4% o al 5%, vamos a tener que hacer una reforma tributaria. Ojalá sea una discusión seria, serena, respetuosa y en la que todos pongamos”.

Pero entonces, ¿la única salida para el Gobierno es esa reforma o ve usted otra salida a esta crisis fiscal?

“Pienso que la mejor reforma fiscal y que ayudaría muchísimo sería poder crecer más; si creciéramos más, las cuentas empiezan a cuadrar. Si el país crece al 2% o al 3%, que es la tasa de largo plazo que se está estimando hoy en día, no es suficiente; si se complementaran unas medidas fiscales con algunas medidas que promuevan el crecimiento económico, empezaría a haber una luz al final del túnel”.

¿Considera usted que esta reforma se parece un poco a la que usted planteó en aquel entonces?

“No mucho, sí tiene algunas afectaciones del IVA y hay varios textos del Gobierno que introducen la posibilidad de tener esa discusión en el país, en el Marco Fiscal de Mediano Plazo lo mencionan, en el mensaje presidencial que acompañó al Congreso lo mencionan, entonces me parece que el Gobierno, a través de esas manifestaciones, ve posible tener esa discusión y así lo ha dicho en esos dos textos; pero, en términos de lo que presentó, pues no, todavía no tiene esas características”.

Su reforma fue el detonante del estallido social en 2021 y la actual reforma es más ambiciosa y no ha generado tanto malestar social, ¿por qué cree que pasa eso?

“La oposición en esa lejana época era bastante fuerte, bastante combativa, hablaba con expresiones más agresivas; y la oposición hoy en día no se ejerce con esas mismas metodologías. Más bien lo que la oposición, supongo yo, está esperando tener es un debate sobre la propuesta y llevarlo a cabo de manera razonable y respetuosa”.

En ese entonces le costó, incluso, el cargo, ¿usted cambiaría algo en esa propuesta que hizo en 2021?

“No, yo no la cambiaría, los análisis que se hicieron de esa propuesta llegaron a la conclusión de que estaba bien estructurada, de que los efectos sobre la distribución del ingreso eran positivos en el sentido de que los mecanismos de reconversión de la parte de IVA, para hacer las devoluciones, tenían un efecto positivo sobre la distribución, es decir, bajaban la desigualdad. Le llevamos al Congreso una exposición de motivos en la que estaban todas esas cuentas hechas y posteriormente observadores independientes como Eduardo Lora llegaron a la misma conclusión”.

¿Quizá el problema fue el momento en que se presentó?

“Sí, es posible, el momento estaba un poco álgido, la población estaba un poco molesta, veníamos de un periodo muy duro de encerramiento, de estancamiento económico muy profundo y con muchos efectos sobre las familias y las empresas. El país apenas estaba saliendo de eso cuando vino esa discusión y el momento era complicado y quizás no era el más propicio para tener una discusión serena”.

¿Volvería a ser ministro de Hacienda si se lo ofrecen?

“No, yo ya no tengo el brío para eso y mucho más cuando lo que se viene va a ser tan complicado. Se necesita una persona que tenga la capacidad de estar 24 horas, 7 días a la semana mirando soluciones a este problema que es muy grave”.

Creo que da en el punto, ¿quién se va a querer sentar en esa silla con esta crisis en las finanzas?

“Tiene que ser una persona muy heroica y que valore muy poquito la tranquilidad, porque van a ser épocas supremamente complicadas para el gobierno nuevo y para el ministro nuevo”.

¿Por qué Colombia ha tenido esa tradición de hacer tantas reformas tributarias?

“Porque la mayoría del gasto viene de la Constitución, una parte importante tanto de la Constitución misma como de sentencias constitucionales de la Corte. Entonces, el gasto viene por el lado constitucional y el ingreso viene por el lado de la ley. Como los gastos no se pueden recortar en una proporción muy grande, el Gobierno estima en 92% los rubros del presupuesto que no se pueden tocar, y lo que sí se puede ajustar es muy poquito. Por lo tanto, toca buscar la manera de financiarlo y eso obliga, dado que la Constitución no establece ajustadores automáticos del gasto a los flujos realistas de ingreso, a buscar ingresos cada año o cada año y medio”.

Algunos sectores impulsan la idea que este país necesita una política de agresivo recorte como la de Javier Milei en Argentina, ¿coincide con eso?

“Si lo que se quiere es reducir el gasto en cuatro o cinco puntos del PIB, tocaría irremediablemente hacer reformas que en Argentina no hubo que hacer. Allá se pudieron hacer las cosas o bien por la vía del decreto, o bien por la vía de un ley orgánica que se que se logró aprobar al principio del gobierno. Aquí no se podría hacer eso, aquí tocaría ir a reformar muchas leyes y muchos mandatos y principios constitucionales. Y un debate de reforma constitucional se lleva más de un año, es decir, eso por definición un proceso lento, mucho más sistematizado y y más complicado de hacer aquí que en Argentina”.

¿Cómo va a golpear nuestro déficit fiscal a la gente de a pie? Los economistas explican las consecuencias de manera técnica, pero la gente puede que no tenga idea de cómo esto también afectará su bolsillo.

“Sí, tiene dos aristas la pregunta. Una es cómo llegamos hasta acá y la otra es qué viene hacia adelante en términos de la gente común y corriente que está en su oficio diario, que va al trabajo, hace sus diligencias, etc. Esa persona cómo se ve afectada y hasta el momento, pues hay que decir que afortunadamente no mucho: los mercados financieros han estado estables más o menos, las tasas de interés más o menos son altas, pero podrían ser mucho más altas y hasta el momento el desempleo no se ha visto afectado. En fin, los indicadores del día a día más o menos están funcionando, pero el Gobierno tiene un serio lío, porque cada vez tiene menos posibilidades de manejar los problemas con la caja, depende de que todas las subastas de deuda pública salgan bien; si llegan a fallar, vamos a empezar a ver problemas que afectan a la gente del común y vamos a tener una discusión que de pronto en el momento no la estamos teniendo”.

Mencionaba usted que hay indicadores que están bien, ¿no será que se necesita que el Banco de la República baje las tasas para impulsar más el crecimiento económico?

“El banco ha bajado bastante las tasas. Yo creo que hay argumentos para un lado y para el otro. Yo el argumento que daría es, bueno, los datos de inflación no están convergiendo todo lo rápido y todo lo consistentemente que uno quisiera. Nos quedamos con una inflación alta en comparación con el mundo y ha sido difícil que baje de ahí, por lo tanto, tocaría esperar a que los datos mejoren un poco. El desempleo está bajito, no es que tengamos un problema de actividad económica asociada con eso, y las tasas de interés del banco han bajado mucho desde el pico que tuvieron en su momento, cuando la inflación estaba muy, muy alta”.

¿Qué destaca de la política económica de Petro y que considera que ha sido malo?

“El presidente ha puesto en la mesa temas que no estaban tan claros como, por ejemplo, la necesidad de luchar contra la desigualdad y de cubrir brechas entre las diferentes regiones de nuestro país. Yo creo que ese es un mensaje importante. Ahora, lo que no le ha salido bien es que, en la práctica, no ha logrado crear la confianza necesaria para que haya procesos sostenidos de inversión y esa es la falla más grande. De otra parte, vamos a entrar al siguiente gobierno con unos problemas grandes de orden público, que tienen implicación fiscal; problemas muy grandes con la salud, que tienen implicación fiscal; y con la reforma del SGP pues es posible que las cosas salgan bien, pero también que no salgan tan bien y que tenga una implicación fiscal para el Gobierno. Vi que habían radicado la ley de competencias, tocará estudiarla y hacerle los cálculos de qué tanto efecto fiscal tiene”.

Usted dijo que ni de riesgo volvería a la silla de Hacienda, pero le tengo que hacer esta pregunta, si usted fuese el ministro de Hacienda del próximo gobierno, ¿qué haría en la primera semana o en el primer mes?

“Eso implica llevar a cabo cosas que hubiera tenido que hacer en los meses anteriores a la posesión, es decir, desde la elección prácticamente, tendría que empezar a a redactar los proyectos de ley, los decretos, los componentes de un proceso que nos lleve a reducir el tamaño del Estado de manera sostenible y que nos compense lo que falta con una reforma tributaria que sea equitativa y que no vaya a atentar contra el crecimiento económico”.

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