“Ante cualquier señal, hay que irse y no volver”, fue la advertencia que hizo Juliana García dos Santos, quien permanece en el Hospital Monsenhor Walfredo Gurgel tras ser atacada por su novio Igor Eduardo Pereira Cabral, luego de propinarle 60 puñetazos en 35 segundos al interior de un ascensor en Río Grande del Norte, Brasil.
La joven, de 35 años, será sometida a cirugía reconstructiva debido a las diversas fracturas que tiene en su mandíbula y rostro, aunque todavía se alimenta con líquidos y presenta un edema facial.
En contexto: Indignación en Brasil por exbasquetbolista que desfiguró el rostro de su novia tras atacarla con 60 puñetazos en un ascensor
La familia del agresor- que permanece bajo vigilancia de la Policía Civil de Rio Grande do Norte- se pronunció a través de un comunicado para afirmar que no tienen responsabilidad alguna con el intento de feminicidio.
“Somos ciudadanos trabajadores que también fuimos sorprendidos y estamos profundamente consternados. Es imperativo poder seguir trabajando y mantener nuestra dignidad sin ser castigados por un hecho que no cometimos”, se lee en el documento.
Pero, ¿qué dijo Juliana García dos Santos?
Visiblemente consternada, Juliana explicó al medio local TV Record que en sus dos años de relación no era la primera vez que Igor la violentaba.
“Teníamos una vida familiar. Siempre estábamos juntos... y fue una gran decepción. Yo ya me esperaba que no fuera la persona más tranquila del mundo, pero tampoco esperaba que fuera capaz de hacer eso”.
Y agregó: “Él ya me había empujado antes y había cometido mucha violencia psicológica. Me culpaba por las cosas que él mismo hacía y me trataba de una forma muy grosera, pero yo no pensé que esto pudiera ser un atentado contra mi vida”.
¿Qué ocurrió antes de la agresión en el ascensor?
La pareja estaba de fiesta en el salón del condominio. Minutos más tarde a Juliana le llegó un mensaje de texto cuando estaban en la piscina- lo que molestó a Igor- quien lo arrojó al agua y al mismo tiempo la acusaba de infidelidad.
En ese instante, ella decidió alejarse del exbasquetbolista para evitar un conflicto mayor, pero luego se reencontraron en el piso del apartamento y tomaron ascensores diferentes.
“Cuando yo llegué al elevador, me encontré con él y me di cuenta que estaba muy agresivo. No me quise ir de ahí porque en el pasillo no había cámaras, pero él siguió insistiendo en que me fuera. Luego dijo que me iba a morir y empezó a golpearme. No perdí el conocimiento, pero tampoco estaba lo suficientemente consciente como para recordar lo que dijo en ese momento”, aseveró la víctima.
Juliana concluyó la entrevista enviando un mensaje a las mujeres en el mundo: “No hay que ignorar ninguna señal, porque él ya había mostrado que no era una persona tranquila. Ante cualquier señal, hay que irse y no volver”.
Regístrate al newsletter