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Daniel Molina, el girardotano que hizo trizas el récord del Alto de Letras e impuso nuevo récord

Daniel Molina, conocido como “La Yegua”, escribió una hazaña en el Alto de Letras y rompió el récord de cinco ascensos, 850 km de montaña y un corazón lleno de gratitud.

  • El Girardotano que ya había intentado subir el Alto de Letras en 3 ocasiones consecutivas, rompió el récord el pasado 20 de julio con cinco ascensos consecutivos. Crédito: Cortesía @fotografoaltodeletras.
    El Girardotano que ya había intentado subir el Alto de Letras en 3 ocasiones consecutivas, rompió el récord el pasado 20 de julio con cinco ascensos consecutivos. Crédito: Cortesía @fotografoaltodeletras.
  • Daniel en su primer ascenso al Alto de Letras el viernes 18 de julio de 2025. Crédito: Cortesía @fotografoaltodeletras.
    Daniel en su primer ascenso al Alto de Letras el viernes 18 de julio de 2025. Crédito: Cortesía @fotografoaltodeletras.
  • Último ascenso al Alto de Letras. Daniel subió con amigos y patrocinadores, quienes al final lo premiaron con una bicicleta profesional. Crédito: Cortesía @fotografoaltodeltras.
    Último ascenso al Alto de Letras. Daniel subió con amigos y patrocinadores, quienes al final lo premiaron con una bicicleta profesional. Crédito: Cortesía @fotografoaltodeltras.
  • En el último ascenso al Alto de Letras, Daniel estuvo acompañado de sus amigos y patrocinadores que creyeron en él. Crédito: Cortesía @fotografoaltodeletras.
    En el último ascenso al Alto de Letras, Daniel estuvo acompañado de sus amigos y patrocinadores que creyeron en él. Crédito: Cortesía @fotografoaltodeletras.
hace 4 horas
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Daniel “La Yegua” Molina no siempre fue ciclista. Ni siquiera soñaba con serlo. Tenía 24 años cuando por primera vez se subió a una bicicleta prestada y pedaleó, con jeans, gorra y tenis, desde la vereda Juan Cojo, en Girardota, hasta donde le dieran las piernas. Ese día solo alcanzó a llegar hasta la autopista. Ahí, rendido, se bajó. Y ese sufrimiento –dice él ahora– fue el principio de algo grande.

Hoy, seis años después, ha logrado lo que ningún otro ciclista en Colombia: subir cinco veces seguidas el Alto de Letras sin parar. Lo hizo durante casi 50 horas, desde el viernes 18 hasta el domingo 20 de julio de 2025. Un viaje de 850 kilómetros y más de 15 mil metros de desnivel acumulado.

Superó el récord que tenía “Sherpa” con cuatro ascensos en 36 horas, haciendo cinco subidas en 30 horas. Pero “La Yegua” no lo hizo para vencerlo. Lo hizo por él. “Yo no quería quitarle el récord a Sherpa, porque sé que a él también le costó. Esto fue por mí. Por demostrarme que yo también soy capaz”.

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Daniel en su primer ascenso al Alto de Letras el viernes 18 de julio de 2025. <b>Crédito: Cortesía @fotografoaltodeletras.</b>
Daniel en su primer ascenso al Alto de Letras el viernes 18 de julio de 2025. Crédito: Cortesía @fotografoaltodeletras.

“La Yegua” no tiene ínfulas de campeón. Habla con la voz baja y la mirada humilde. Se emociona con facilidad. Llora cuando recuerda a su mamá Margarita González o a su papá Manuel Molina, quien murió sin llegar a verlo montado en bicicleta, pero que sin querer le dio el nombre a la bicicleta que llevó a Daniel a lo más alto. Don Manuel le llamaba “yegua” a todo lo que se moviera, especialmente a todos los animales. Y en su memoria, Daniel le llama Yegua a su bicicleta, la que lo movió a él y le “dio una segunda oportunidad en la vida”.

En su relato no hay grandes gestas épicas, sino pequeños triunfos construidos con sufrimiento, perseverancia y mucha humanidad. “Es que antes no tenía ni bicicleta. Montaba en una de hierro que pesaba como 15 kilos, con tenis y sin saber comer ni hidratarme. Me iba mareado, vomitando, sufriendo, pero nunca se me ocurrió desistir”.

Y así fue como un día cualquiera, mientras hablaba con su amigo, “El Teacher”, se trazó el reto de Letras. Había terminado hacía poco un desafío en el que acumuló 98.000 metros de desnivel en un mes, casi dos Tour de Francia, subiendo el Alto de Matasanos y Juan Cojo, y su cuerpo estaba fundido. Pero “El Teacher” le dijo: “Descanse tres semanas y hágalo”. Y obedeció.

El camino a la montaña

La hazaña comenzó a las 6:00 de la mañana del viernes 18 de julio. Desde Mariquita hasta la cumbre del Alto de Letras, son 80.6 km por ascenso y 3.182 metros de desnivel positivo. Lo acompañaban “Don Enganche” y “Vitamina”, dos grandes amigos y compañeros de rodada.

Durante las primeras vueltas aún se reía, conversaba. Pero en la tercera, ya casi no hablaba. En la cuarta lloró. “Me volví un ser humano irritable”, confiesa. La ropa empapada, las manos dormidas, el frío calado hasta los huesos y un sueño tan profundo que debía cachetearse y golpearse contra la bicicleta para no dormirse.

“En una bajada hasta me metía en los huecos para que me doliera más y así no dormirme”, recuerda Daniel. Fue en ese punto que apareció Juanito, su segunda figura paterna, el que le consiguió su primera bicicleta buena y le abrió las puertas de su taller como si fuera su casa. “Cuando vi a Juanito ahí, me derrumbé. Dije que no quería más. Pero me dijo: solo falta una vuelta, Yegua. Solo una más”.

En esa última subida, ya no fue solo. Subió rodeado de sus amigos, de patrocinadores, de gente que creyó en él. “Cuando faltaba un kilómetro me pusieron la bandera de Girardota y vi que me iban a regalar una bicicleta. Lloré como nunca. Me llamó mi mamá. Eso fue como un sueño”.

Último ascenso al Alto de Letras. Daniel subió con amigos y patrocinadores, quienes al final lo premiaron con una bicicleta profesional. <b>Crédito: Cortesía @fotografoaltodeltras.</b>
Último ascenso al Alto de Letras. Daniel subió con amigos y patrocinadores, quienes al final lo premiaron con una bicicleta profesional. Crédito: Cortesía @fotografoaltodeltras.

Los tiempos del campeón

La alimentación y la preparación física y mental fue fundamental. Aunque no ha estado rodeado de lujos y las condiciones óptimas para competir, “La Yegua” tiene algo mucho más valioso: la compañía de sus amigos. “El teacher” “mil caritas” “Juanito” y sus hermanas de ruta Juliana y Andrea, siempre han estado ahí para asesorarlo, acompañarlo y motivarlo. Gracias a ellos y los patrocinadores del reto, Daniel pudo tener una alimentación y una preparación física y mental óptima para lograr la hazaña del Alto de Letras.

En el último ascenso al Alto de Letras, Daniel estuvo acompañado de sus amigos y patrocinadores que creyeron en él. <b>Crédito: Cortesía @fotografoaltodeletras.</b>
En el último ascenso al Alto de Letras, Daniel estuvo acompañado de sus amigos y patrocinadores que creyeron en él. Crédito: Cortesía @fotografoaltodeletras.

A Daniel, el ciclismo le salvó la vida. “ Antes tenía una vida de muchos excesos. Esto es una segunda oportunidad”. Habla de la paz que encuentra en los primeros cinco minutos después de llegar. Cuando no hay nada en la mente. Solo silencio. Solo el existir. “A veces lloro cuando llego. No sé si es del dolor o del amor. Pero es hermoso”.

No lo hace por competir. Lo hace por él. Porque en esos momentos de dolor profundo, cuando todo arde, cuando el cuerpo ya no da más y la mente se agota, algo más –algo que él no sabe nombrar– lo empuja a seguir pedaleando. “No es el cuerpo ni la mente. Es algo más allá. Algo mágico”.

Su siguiente meta: un récord Guinness. Pero no tiene prisa. “Esto no es para que lo vean a uno. Es para uno mismo. Porque uno se lo merece. Porque uno es capaz”.

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