Revista SEMANA reveló más detalles de los polémicos mensajes que enviaba el hermano del exalcalde de Medellín Daniel Quintero y que lo comprometerían aún más.
Los chats en poder de la Fiscalía que salpican al polémico hermano del exalcalde de Medellín Daniel Quintero, siguen siendo toda una caja de sorpresas que de a poco van develando más detalles de este personaje, más allá de su presunta participación en entramados de corrupción al interior de varias instituciones de Medellín y el Aburrá.
Este fin de semana, la revista SEMANA emitió dos nuevos artículos que habrían dejado al descubierto otros apartes de los chats que sostenía Miguel Quintero junto a otros cuestionados e investigados funcionarios y de paso comprometiéndolo en otros escabrosos asuntos.
En un primer artículo titulado “Polémico chat de Miguel Quintero, hermano de Daniel Quintero, con armamento: '¿Dónde está dando bala?'”, el medio nacional hizo hincapié en una fotografía que Miguel Quintero compartió a sus amigos en un grupo de WhatsApp el 6 de junio de 2020.
En la imagen se observan fusiles, escopetas y pistolas de diferente calibre. Sin embargo, no se alcanza a visualizar con qué fin el hermano del exalcalde habría fotografiado el pequeño arsenal.
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Sus amigos, que integraban el chat y tenían cargos directivos en diferentes entidades de la capital de Antioquia, no dudaron en responderle. Por ejemplo, Álvaro Villada, entonces subdirector administrativo y financiero del Área Metropolitana y quien sería su mano en esa entidad, dijo: “¡Eso!”.
Otra persona no identificada comentó a renglón seguido: “¿Dónde está dando bala?”.
Luego Villada concluyó: “Qué hijueputa. Con toda la seguridad del mundo”.
Más allá de un “jajaja”, Miguel Quintero no habría dado más detalles a sus amigos de la inusual foto.
Eso sí, al medio nacional le aseguró que él tiene un permiso para portar armas de fuego, pero no se atrevió a especificarla e SEMANA que tipo de armas tiene autorizado portar. “No puedo detallar por razones de seguridad”, le contestó al medio.
“Frente a la pregunta de si asistía a un club de tiro, manifestó que sí y que se trataría de Fedetiro. En cuanto a la imagen que genera controversia, Quintero agregó a esta revista: 'La foto de los fusiles es en Carabineros, donde se realizaba un entrenamiento de la Policía'.
Si es cierto lo que dice, la explicación dada por Quintero a SEMANA es cuando menos llamativa teniendo en cuenta el lugar y la fecha. Primero, porque cuando habla de Carabineros, Miguel Quintero estaría hablando de un espacio de uso exclusivo para miembros de la Policía que si de por sí su acceso ya es bastante restrigindo, posiblemente durante pandemia lo fuera aún más para civiles como él, ya que al momento de los hechos no ostentaría ningún cargo con el área de Seguridad.
¿Entonces como llegó Miguel Uribe a un sitio de uso restringido donde justamente se usan armas de fuego? Será tarea de las autoridades revelarlo.
En un segundo artículo, SEMANA comentó como Miguel Quintero hacía peculiares compras y “cobraba el 20 % en las contrataciones en el Área Metropolitana, la EDU y Metroparques”.
Una de esas adquisiciones sería una lujosa finca de la que Quintero, vía chat, le comentaba a sus amigos los gastos que invertía en ella cuando su hermano estaba al frente del Distrito.
Al parecer, la lujosa finca estaría ubicada en la parcelación Santana I, ubicada entre Girardota y Copacabana, y que valdría más de $4.000 millones.
El 20 de mayo de 2020, Miguel publicó en el chat rescatado por SEMANA “Regularmente, todas las obras llevan un 50 % de más de lo proyectado. Pero siempre uno presupuesta para tener la (casa) y dejar por fuera lo que considera lujos y lo que puede esperar. Ejemplo: piscina, ya me la cotizaron, en inicio era 80 millones, ya va en 160. Paisajismo, eran 20 millones, ya con lo que voy a hacer, se van 30. (...). Enchapada del piso exterior, en inicio, eran 15 m, y ya me da pesar invertir en algo que me arrepienta más adelante y pierda plata, eso significa que subió a 30 m. (...). Gastándome 300 más, me queda faltando. La ventaja es que es la casa para vivir. Pero ya estoy loquito”.
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Frente a esta situación y consultado por SEMANA, Quintero contestó que “la construcción se realizó de a poquitos y con materiales prefabricados. La construcción terminó en enero de 2020, cuando mi hermano apenas estaba asumiendo el cargo. Se construyó con dos créditos, uno para la casa y otro para la piscina. Todavía los estoy pagando”, dijo.
Sin embargo, cabe recordar que el mensaje fue enviado en mayo de 2020, es decir cuando su hermano Daniel ya llevaba cinco meses como alcalde. Además, la revista retomó uno de los testimonios de un testigo que reafirmó que “Miguel Quintero era la persona que manejaba toda la contratación a través de sus tres amigos, que son Wilder Echavarría (EDU), Jorge Liévano (Metroparques) y Álvaro Villada (Área Metropolitana). Su hermano, Daniel Quintero, le entregó eso”.
Frente a otros interrogantes hechos por SEMANA, como por ejmeplo si tuvo relación con las entidades mencionadas durante el periodo en el que su hermano Daniel fue alcalde de Medellín, Miguel le aseguró al medio nacional que: “Ninguna, más allá de conocer a algunos de sus funcionarios”.<br />
“No tenía el poder para ello (dirigir la contratación a su amaño y antojo). Siempre pedí a mis amigos que intercedieran por las personas que habían apoyado la campaña y habían quedado por fuera. En mi concepto, era un acto de justicia”, comentó Miguel pese a que los chats revelados recientemente dirían lo contrario.
“SEMANA le mencionó las presuntas coimas que habría recibido a cambio de contrataciones, pero reiteró su inocencia y denunció que es víctima de un posible acoso mediático y jurídico sin precedentes, al parecer, por la actividad política de su hermano. 'El alcalde de la ciudad me ha llamado corrupto y ha desplegado una estrategia mediática que ha puesto en peligro mi vida y la de mi familia. Muchos de los ataques que me han realizado provienen de fuentes anónimas que son evidentemente montajes'”, aparece en otro artículo.
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Finalmente, Miguel –al estilo calcado de su hermano y sin presuntamente ofrecer ninguna prueba– dijo que se han “desplegado estrategias de recompensas en las que pagan 10 millones de pesos por fotos que puedan servir para meterme en escándalos”.
“A mi casa se han tratado de meter dos veces. Pasan drones, mandan personas disfrazadas a seguirme, toman fotos. Un acoso permanente”, dijo a SEMANA.
Finalmente, sobre los dineros que le permiten darse sus estrafalarios gustos y que hoy lo dejan en el ojo del huracán, él señaló que son legales: “He tenido cargos directivos en el sector público y privado, soy consultor jurídico, además de ingresos por Airbnb y como comerciante”, le contestó a SEMANA.
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