“Tal vez el video corto está pudriendo el cerebro de las personas”. Con esa frase, Elon Musk puso sobre la mesa uno de los debates centrales de la tecnología contemporánea: el impacto de las redes sociales en la capacidad de atención humana.
La afirmación se dio en el espacio The Katie Miller Podcast la semana pasada, pero tuvo un alcance mayor al señalar de forma directa a las plataformas de consumo rápido como un problema de salud cognitiva.
El magnate sudafricano comparó aplicaciones como TikTok con una sustancia altamente adictiva y las calificó como “fentanilo digital”, en referencia a su capacidad de generar dependencia a través de estímulos breves, constantes y personalizados. El señalamiento se produce en un contexto en el que el video corto domina el tráfico global de internet y se ha convertido en el formato central de las principales plataformas sociales.
El empresario explicó que este tipo de contenidos exacerban un fenómeno que ya afecta a la vida cotidiana y laboral: la fragmentación de la atención.
Según relató, el cambio constante de contexto impone una penalización cognitiva que reduce la capacidad de concentración y toma de decisiones, incluso en entornos profesionales. En su propio caso, describió la gestión diaria de información como un ejercicio de selección forzada, en el que intenta limitar los saltos mentales entre tareas para no perder eficiencia.
Pero la crítica de Musk no apunta únicamente al comportamiento de los usuarios, sino al diseño de los sistemas. Sostuvo que los algoritmos de recomendación están optimizados para maximizar el tiempo de permanencia, no para proteger el bienestar mental. Cada segundo adicional de visualización se convierte en una métrica de éxito, aun cuando el costo sea una atención cada vez más dispersa.
Ese modelo, advirtió, incentiva una cultura performativa en la que los usuarios adaptan su comportamiento para obtener visibilidad. “Las personas hacen lo que sea por unas cuantas vistas más”, afirmó, al describir cómo la lógica de las plataformas termina premiando lo inmediato y lo extremo sobre lo reflexivo o complejo.
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El papel de la IA
Musk también abordó el papel de la inteligencia artificial en este proceso.
Reconoció que los sistemas actuales procesan decenas de millones de publicaciones al día para emparejarlas con cientos de millones de usuarios, una operación que requiere enormes recursos computacionales. Dijo que ese volumen amplifica tanto contenidos relevantes como estímulos irrelevantes, generando una saturación informativa difícil de filtrar.
Aunque destacó que las redes sociales permiten acceder a imágenes y videos reales de acontecimientos que antes no eran visibles, subrayó que esa ventaja convive con un ecosistema que desgasta la atención a largo plazo. La abundancia de estímulos, señaló, no equivale a mejor información.