Pico y Placa Medellín
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Por Juan José García Posada - juanjogarpos@gmail.com
Cuando la consigna principal de un gobierno consiste en embolatar a todos los demás, los trinos por x o twiter, versión corregida y aumentada de los antiguos cantos de sirena, representan el medio más eficiente para desarrollar la estrategia del despiste. Los medios periodísticos resultan amenazados por el objetivo dictatorial de desviar la atención y quedar imposibilitados de mirar por dónde van los tiros, mejor dicho dónde ponen las garzas. Así se inhiben para pensar y actuar con independencia crítica, emitir juicios de valor sobre acciones u omisiones oficiales y reducirse a la deplorable condición de espectadores callados e impotentes. Hay excepciones valiosísimas, de periódicos y noticieros irreductibles, que no renuncian a sus deberes esenciales y asumen todos los riesgos, desde el insulto hasta la advertencia de que pueden resultar censurados.
Lo que para muchos políticos en funciones parlamentarias, en campaña o en listas de aspirantes a desempeñar cargos públicos, es lucrarse del clientelismo y recibir los halagos y ventajas de cada caso, con costos exorbitantes, para los demás ciudadanos inconformes el despiste es el método efectivo. Hablar de transparencia gubernamental resulta ilusorio, así como es inexistente una política seria de comunicación e información veraz y oportuna desde las alturas gubernamentales.
Los instrumentos institucionales de difusión optan por la propaganda como altoparlantes o fotocopiadoras del poder. Utilizar las metodologías y aparatos tecnológicos más avanzados del universo audiovisual para propagar verdades, educar a la población para que sepa qué es lo que pasa en las interioridades de los poderes, se vuelve irrelevante, si ya hay un recurso estratégico más nuevo, sencillo y barato. No hay que elaborar decretos, ni gastar tiempo en reuniones, ni decirle a la gente qué y por qué se gobierna, si para eso se apela a los trinos que sintetizan, desorientan, silencian y frenan las capacidades de fiscalización, oposición crítica y controversia racional sobre los temas y los hechos de actualidad originados en los despachos oficiales.
Como el inmediatismo ha sido costumbre, lo que pase al amanecer siguiente tapará lo de la fecha, lo del día de hoy. Las emisiones matutinas de los principales noticieros se envuelven en una competencia por entrevistar más ministros que aclaren o expliquen el gorjeo presidencial de hace diez minutos, cuyo autor seguirá haciendo y deshaciendo, satisfecho porque ya logró trazarle a la población ingenua la agenda diaria, porque ya consiguió que a nadie se le ocurriera seguir tratando de desentrañar el escándalo, el error garrafal, la mentira o el engaño de la víspera. Sonríe con malicia porque desde temprano se ha ganado otro día mientras dure el silencio de la crítica y las audiencias reposen bajo el efecto hipnótico de los cantos distractores. En toda la historia de las relaciones desiguales entre gobernantes y gobernados ha habido recursos y estrategias de silenciamiento, en cada época trabajadas de acuerdo con los adelantos y las circunstancias. La actual es simplísima, casi elemental, pero irresistible. La seducción de la tecnología informática mediante el despiste de los trinos ha sido muy suficiente.