Medellín se viste de gala una vez más. Del 29 al 31 de julio, la ciudad acogerá la edición 37 de Colombiamoda, la feria más importante del sistema moda en América Latina, organizada por Inexmoda. “Esta es una de las ferias más grandes de América Latina, y probablemente la más relevante por volumen, asistencia y cantidad de pasarelas”, asegura Sebastián Díez, presidente ejecutivo de Inexmoda, en conversación con EL COLOMBIANO. Su concepto central este año es la cocreación, es decir, la articulación entre empresas, academia y Estado como eje de competitividad.
Cocrear, exportar y resistir
La edición de este año tiene varias apuestas. Una de ellas es consolidar la internacionalización, responder a los retos de la circularidad y reafirmar el poder cultural de Medellín.
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Con compradores invitados desde República Dominicana, Panamá, Corea del Sur, Europa y Estados Unidos —el principal destino de las exportaciones colombianas de moda—, Inexmoda busca posicionar la oferta nacional como una alternativa diferenciada frente al fast fashion asiático.
“La internacionalización es prioridad. Colombia no puede competir por precio, pero sí por valor agregado y confianza”, insiste Díez.
Sin embargo, este evento se realiza en medio de una crisis profunda del sector. Es decir, la industria textil colombiana atraviesa uno de sus peores momentos. Altos costos de producción, aranceles sobre insumos importados y la competencia feroz de la moda rápida han golpeado con fuerza a este sector tradicional. La pérdida de competitividad no solo ha encarecido la producción local, sino que ha obligado a varias compañías emblemáticas a acogerse a procesos de salvamento o liquidación.
Empresas de larga trayectoria como Fabricato, con más de 105 años en el mercado; Textilia, con ocho décadas de historia; y Everfit, que recientemente solicitó su liquidación judicial, son ejemplos claros del deterioro de este sector clave para el empleo y el desarrollo industrial del país. A esta lista se suma Protela, otra firma icónica que acaba de iniciar un proceso de reorganización empresarial. Además, otras textileras reconocidas como Coltejer, Ciatex, Fatextol, Fibratolima, Textrama, Liverpool, Lindalana, Única, Textura, Fatelastex, Unionpunto, Suavipunto y Texmeralda son parte del patrimonio industrial que Colombia ha visto desmoronarse en los últimos años
Moda circular
Una de las principales apuestas de la industria para hacerle frente a esta coyuntura es la moda circular, que tendrá su propio pabellón en La Caja de Madera. Allí se exhibirán marcas que utilizan tejidos naturales, reutilizan materiales y rescatan saberes ancestrales provenientes del agro y comunidades étnicas. Se trata de una moda con sentido, de alto valor cultural, que se presenta como un antídoto frente a las prácticas de consumo masivo.
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Uno de los grandes retos del sector es la irrupción de las plataformas chinas como Temu, AliExpress y Shein, que ofrecen productos a precios muy bajos mediante envíos directos. Si bien no hay cifras exactas del impacto en Colombia, Sebastián Díez advierte que es urgente establecer un marco legal y arancelario para nivelar la competencia.
“Todavía no hay cifras concretas del impacto de estas plataformas asiáticas en Colombia, pero el canal digital es un mercado potencial inmenso”. Mientras en EE. UU. el 36% de la moda se comercializa por vía digital, en América Latina ese dato es de 15% y en Colombia apenas alcanza el 6%, según Euromonitor.
Una encuesta de Inexmoda (Visión 2025) entre 420 empresarios reveló que solo el 49% tiene canales digitales activos y el 90% de ellos no hace ventas internacionales. “Ahí hay una oportunidad enorme para fortalecer la transformación digital del sector”, dice Díez.
EE.UU. socio estratégico
Por otra parte, EE. UU. representa el 31% de las exportaciones colombianas de moda. Es un mercado competitivo y costoso, pero de altísimo consumo (16% de las importaciones globales de moda). Colombia no puede competir por volumen, pero sí por diferenciación, acabados, textiles únicos y cumplimiento.
“La guerra arancelaria de EE. UU. contra China abre oportunidades para Colombia, que está en la posición menos desfavorable con aranceles más bajos que países como Venezuela (15%) o México (50%)”, explica Díez. El foco ahora es encontrar nichos de alto valor.
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En ese sentido, hay marcas emergentes que están conquistando el mundo. Casos como Undergold, Monastery y Agua Bendita ilustran el camino de la internacionalización con valor agregado. Agua Bendita, por ejemplo, tendrá la pasarela inaugural hoy 28 de julio, y Undergold lanzará su nueva colección.
“Estas marcas han entendido que la clave está en conectar con comunidades, vender estética, identidad y calidad. Muchas han pasado de cero a ventas por $30.000 millones en 5 años”, explica Díez.
En contraste con estas buenas noticias, hay una realidad preocupante, como se contó anteriormente, algunas grandes textileras de Antioquia están cerrando, liquidándose o cambiando de razón social. “No podemos hablar de una crisis total, pero sí de una transformación inevitable del modelo de negocio”, reconoce Díez.
El contexto global no ayuda. Por ejemplo, entre 2022 y 2023, el bloque asiático —que representa el 64% de las exportaciones mundiales de moda— cayó 11% en exportaciones. Eso evidencia una desaceleración global del consumo.
En medio de ese contexto, Colombia tiene ciertas ventajas internas: un consumo per cápita anual de moda de US$200, superior a países como Ecuador o Perú, y una población de más de 52 millones de habitantes. En 2024, el consumo cayó solo un 3% en unidades y para este 2025 se proyecta un crecimiento del 4%.
“Tenemos un sistema moda más fuerte que el de otros países latinoamericanos: ferias como Colombiatex, universidades, marcas, diseñadores, instituciones que apoyan. Hay que preservar eso a través de la diferenciación, la innovación y la internacionalización”, insiste el presidente de Inexmoda.
Recalca que Colombia ha sido relativamente más resiliente. “Aquí no estamos viendo quiebras masivas sino transformaciones necesarias. Las empresas que logren adaptarse al nuevo entorno digital, con cadenas de valor más flexibles y sostenibles, son las que van a sobrevivir”.
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