El pasado está de vuelta en la pantalla grande. Hollywood no suelta sus éxitos más memorables y lo demuestra con una ola de secuelas, remakes y regresos de franquicias que marcaron generaciones. La industria parece encontrar en la nostalgia no solo una fuente de inspiración, sino también una estrategia segura en tiempos de saturación de contenidos.
Uno de los regresos más comentados es El diablo viste a la moda 2, programado para 2026. Meryl Streep, Anne Hathaway y Emily Blunt retomarán sus icónicos personajes en un nuevo capítulo que enfrentará a Miranda Priestly y Emily Charlton como rivales en un mundo editorial en crisis. La sinopsis oficial incluso refleja eventos reales, como el retiro de Anna Wintour de Vogue, reafirmando la conexión entre la trama y la industria de la moda.
La producción también conserva al director David Frankel y a la guionista Aline Brosh McKenna. Las fotos filtradas del set han desatado especulaciones sobre posibles cameos, desde Kendall Jenner hasta figuras como Dua Lipa o Lucy Liu. Todo, alimentado por la conversación viral en redes.
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Pero este fenómeno no es aislado. Disney también apostó por las segundas partes con Otro viernes de locos, secuela del clásico de 2003 protagonizado por Jamie Lee Curtis y Lindsay Lohan. Ambas regresan a sus papeles originales, ahora en el contexto de una familia ensamblada y con más de un intercambio de cuerpos. La banda ficticia Pink Slip y el humor familiar vuelven en una propuesta que busca conectar tanto con fans de los 2000 como con nuevos espectadores.
Y eso no es todo: Practical Magic (1998), con Nicole Kidman y Sandra Bullock, tendrá también una segunda parte. Y según medios estadounidenses, My Best Friend’s Wedding podría unirse a la tendencia, aunque sin confirmación aún de Julia Roberts.
La nostalgia vende, pero también es una manera de reconciliarse con el pasado. Miley Cyrus, por ejemplo, ha sido clara en su intención de hacer algo especial por los 20 años de Hannah Montana, que se celebrarán en 2026. Aunque no ha confirmado una gira, sus recientes declaraciones avivan las esperanzas de un especial o reunión que celebre a la icónica estrella de Disney.
La tendencia plantea una pregunta clave: ¿estamos ante un tributo honesto a una era que marcó generaciones o simplemente frente a una escasez de ideas originales? En un momento en que el contenido digital se consume a velocidad récord, revivir clásicos parece ser una apuesta segura para captar atención de las nuevas generaciones.
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