En un falso castillo ubicado en la cima de una colina de Los Ángeles, un pequeño equipo de filmación se apiña en un dormitorio y graba una escena sexual bajo la atenta mirada de su productor chino.
Bienvenidos al fascinante mundo de las series verticales, una industria de varios millones de dólares que ha revolucionado Hollywood en solo dos años. La clave: ficciones generadas por algoritmos, diseñadas para ser vistas en un teléfono inteligente en episodios adictivos de 60 segundos. Son como “telenovelas con cocaína”, afirma el productor francotaiwanés Vincent Wang.
Con sus tramas sobre hombres lobo o multimillonarios, presupuestos de apenas unos cientos de miles de dólares y calendarios de rodaje ultrareducidos, este formato está transformando radicalmente —y, según algunos, salvando— un sector en crisis.
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“En 30 días podemos montar una serie. Hollywood tarda dos años”, dice Wang. “¿Quién representa el futuro?” Actualmente representan una industria de 8.000 millones de dólares. En Estados Unidos, el género está dominado por plataformas con sede en Asia, como ReelShort, DramaBox y FlareFlow, que contrataron a cineastas y actores que estaban desempleados debido a los constantes recortes presupuestarios de Hollywood.
“Sinceramente creo que esto es el futuro”, dice el actor Zachary Shadrin, en diálogo con la AFP durante el rodaje de “Love Through All Seasons”. Como muchos de sus colegas de Los Ángeles, al principio Shadrin se mostró escéptico.
Las series verticales tienen mala fama debido al ritmo frenético de rodaje, que a veces se completa en tan solo cinco días, pero también por su obsesión con las relaciones abusivas y los protagonistas masculinos violentos. “Personalmente, me parece tóxico”, dice el actor.
Sin embargo, participó en protagonizar “Love Through All Seasons” en la plataforma FlareFlow, una comedia romántica “tierna” sobre relaciones entre personas de muy distintas edades. “No es algo que haya visto a menudo en este formato”, explica, y añade que espera que la calidad de los guiones mejore.
Varios actores que participaron en este tipo de producciones comentaron a la AFP que les sorprendió gratamente el profesionalismo que notaron en el plato. “A veces nos burlamos de algunos diálogos completamente ridículos”, reconoce el actor Nicholas McDonald. “Pero todos se lo toman con humor y lo tratan con mucha profesionalidad. Porque hay dinero de por medio”.
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