Pico y Placa Medellín
viernes
3 y 4
3 y 4
En estos tiempos digitales en los que acceder a una biblioteca puede parecer un acto en desuso o un gesto de rebeldía, llegan noticias de una que ha conseguido despertar la curiosidad de jóvenes estudiantes y profesores por igual. Se trata de la Bibliotheca Fictiva de Falsificaciones Literarias e Históricas, que se dedica por completo al tema de la falsedad textual y la impostura, es decir, a eso que hoy llaman fake news y que en realidad no es nada nuevo.
La colección está compuesta por más de dos mil libros y manuscritos que reúnen engaños, falsificaciones y fraudes que nos han acompañado a lo largo de la historia y que han forjado la cultura de la que nos hemos nutrido. Desde relatos dudosos de la Antigua Grecia hasta invenciones escritas en los años 60 sobre extraterrestres mayas, pasando por obras ficticias supuestamente firmadas por Shakespeare o el muy falso documento mediante el cual el emperador Constantino le donaba inmensos territorios del Imperio Romano al papa Silvestre I.
Como se ha dicho, la historia es una narrativa curada, y esta colección de engaños, falsificaciones y fraudes escritos lo confirma. Está en manos de la Universidad Johns Hopkins desde el 2011, cuando se la compró a Arthur y Janet Freeman, una pareja de anticuarios, coleccionistas e historiadores de libros que comenzaron a reunir estas fascinantes mentiras cincuenta años antes.
Pero tal vez uno de los aportes más interesantes de esta biblioteca, que es aprovechado por los profesores para trabajar con sus alumnos en clase, es que tiene también los documentos que muestran cómo se destaparon esas mentiras. De allí vienen enseñanzas muy importantes sobre cuál es el proceso que siguen las personas para generar estos engaños, cómo se absorben esas ideas dentro de la cultura y cómo se expanden de manera tal que pueden llegar a dar forma a ideas, prejuicios y expectativas.
La metodología de ayer parece ser la misma de hoy. Quien esté interesado en crear una mentira debe primero generar interés. Conseguida la atención, no se necesita que el receptor crea que lo que le está contando es verdad, ni siquiera que sea probable, basta con que le haga creer que es posible. Y ojo con la cantidad de información que se ofrece, mientras menos sea, mejor, para luego no enredarse con las mentiras.
En la novela de la que tanto se ha vuelto a hablar ahora, 1984, George Orwell exploraba la idea de que los regímenes totalitarios, a través de la manipulación constante del pasado y la propaganda, logran que la falsedad se acepte como verdad, controlando así el presente y el futuro. La biblioteca Fictiva muestra como ha sido así desde el principio, convirtiéndose en un puente temporal que permite reflexionar no solo sobre los mensajes que nos llegan, sino por qué nos llegan y qué es lo que buscan fomentar.
A Napoleón Bonaparte se le atribuye la frase “la historia es un conjunto de mentiras acordadas”. Vamos a creer que sí lo dijo y a tratar de ser un poco más críticos con la información que recibimos.
