En la década de 1970, una pareja de esposos en Pereira decidió emprender un nuevo proyecto que pronto se convertiría en la tradicional cadena de pollo en Colombia: Frisby.
Todo comenzó en 1977 cuando Alfredo Hoyos Mazuera y Liliana Restrepo Arenas abrieron un restaurante que ofrecía pizzas, una novedad en la región en ese entonces.
Una de las actividades que más llamaba la atención a los clientes del local que estaba ubicado cerca al parque El Lago, en la capital de Risaralda, era la masa que los cocineros lanzaban al aire para darle forma a las pizzas, lo que los pereiranos comenzaron a llamar “las arepas voladoras”. Fue en este momento que nació la idea del nombre de la marca.
Le puede interesar: “Que las copias hagan fila: así se solidarizan las marcas colombianas con Frisby por el asalto a su marca
Así, Frisby fue ideado como una adaptación fonética de “frisbee”, el popular disco volador que era tendencia en los Estados Unidos durante la época. Con el tiempo, el nombre se asociaría con el inconfundible eslogan “Nadie lo hace como Frisby lo hace”.
Sin embargo, la transformación del restaurante ocurrió cuando la pareja decidió a los pocos días agregar un nuevo plato al menú: pollo apanado. El fundador Alfredo Hoyos (fallecido en 2020), quien ya había incursionado en el mundo del pollo gracias a su hermano, que había estudiado tecnología de productos avícolas en la Universidad de Georgia, decidió añadir este nuevo producto.
El pollo empanizado tampoco era común en Colombia en ese entonces y esta innovadora propuesta se ganó rápidamente el corazón de los clientes, convirtiéndose en el producto insignia del restaurante.