El más reciente ranking del Monitor Empresarial de Reputación Corporativa (Merco) 2025 confirmó una advertencia que ya se escuchaba en los pasillos de la industria: Ecopetrol se está quedando sin oxígeno institucional. La empresa insignia del país cayó al puesto 17, es decir, 11 lugares por debajo del 2024 y 15 desde 2022, cuando aún se disputaba el primer lugar del podio.
En 2019, lideraba el escalafón nacional; hoy atraviesa un desplome sin precedentes, marcado por escándalos éticos, turbulencias financieras y una crisis de confianza que amenaza su posición como columna vertebral de las finanzas públicas.
El deterioro no es casual. Entre enero de 2022 y octubre de 2025, la acción de Ecopetrol perdió el 51,1% de su valor en la Bolsa de Valores de Colombia. En el segundo trimestre de 2025, las ganancias se redujeron a $1,8 billones, una caída del 46,4% frente al mismo periodo del año anterior. Y los ingresos, que hace un año superaban los $32 billones, cayeron a $29,7 billones, un retroceso del 9,1%.
Son ya diez trimestres consecutivos de descensos en los balances, un récord negativo para la mayor empresa de Colombia. El contexto global tampoco ayuda: los precios internacionales del crudo Brent bajaron, la infraestructura petrolera enfrenta bloqueos, los impuestos al combustible se endurecieron y la incertidumbre política local pesa más que nunca.
“Un elemento que ha golpeado a Ecopetrol de forma importante ha sido la caída de los precios internacionales del petróleo, los cuales pasaron en promedio de US$74 dólares por barril a septiembre de 2024 a US$68 dólares por barril en 2025, es decir una caída del 8,2% en total y que han impactó los resultados de la empresa en general”.
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Ricardo Roa: el gerente de campaña que se convirtió en el hombre más cuestionado de Ecopetrol
La caída de la reputación corporativa de Ecopetrol coincide con la llegada de Ricardo Roa Barragán, expresidente de la campaña de Gustavo Petro, a la presidencia de la empresa.
Desde su posesión, Roa ha enfrentado investigaciones judiciales, disciplinarias y mediáticas que han golpeado la credibilidad del gobierno corporativo.
Entre las más sonadas está la contratación de la firma estadounidense Covington & Burling LLP, por 5,8 millones de dólares, para investigar las denuncias contra el propio Roa. La operación incluyó la retención de correos electrónicos de 70 funcionarios, lo que desató una tormenta de críticas internas y llevó a la renuncia de Mónica de Greiff a la junta directiva, por segunda vez.
Además, la Procuraduría investiga la compra de un apartamento de $1.800 millones a una firma ligada al empresario Serafino Iacono, contratista de Ecopetrol, y la Fiscalía recibió denuncias por un contrato de transporte aéreo de $170 millones de dólares, supuestamente direccionado hacia la empresa Helistar.
A esto se suman señalamientos por presuntos pagos irregulares de 42 millones de dólares a empresas de William Vélez, exjefe de Roa, y acusaciones de espionaje interno en contra de funcionarios que habrían filtrado información a la prensa.
“Los escandalos de su presidente Roa por los topes en la campaña presidencial de Petro, la compra de un apartamento y negocios turbios de Ecopetrol, liderados por su novio Julian Caicedo, son verdaderas banderas rojas”, remarcó Oscar Vanegas, profesor de la UIS y magíster en Petróleo y Gas.
El propio Roa niega los cargos y ha asegurado que es víctima de una “campaña de desprestigio con fines políticos”. Sin embargo, los escándalos ya dejaron cicatrices profundas en la percepción pública.
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Las grietas del poder: la sombra de Gustavo Petro sobre Ecopetrol
Desde su llegada a la Casa de Nariño, Gustavo Petro ha intervenido abiertamente en las decisiones de Ecopetrol, lo que ha desatado críticas por la falta de independencia de la empresa estatal.
En agosto de 2024, el presidente vetó el Proyecto Oslo, una inversión estratégica en la cuenca del Permian (Estados Unidos) que habría aumentado 14% las utilidades netas de la empresa. Siete de los nueve miembros de la junta directiva habían aprobado la compra, pero Petro la frenó por razones ambientales. “La negativa del proyecto Oslo es la principal bandera roja de la petrolera en el 2025”, afirmó Sergio Cabrales, profesor, investigador y consultor del sector minero-energético.
En febrero de 2025, volvió a intervenir al ordenar la cancelación de un acuerdo con Occidental Petroleum (Oxy) para la perforación de 91 nuevos pozos, argumentando que el fracking “es la muerte de la naturaleza”.
En abril, durante un consejo de ministros, lanzó una advertencia que encendió todas las alarmas: “Ecopetrol se va a quebrar si sigue en el petróleo”. El comentario profundizó la percepción de inestabilidad de la compañía en los mercados.
“El ruido generado por el Gobierno Nacional, con sus mensajes en contra del sector petrolero, con sus anuncios poniendo en duda algunos negocios estratégicos de petróleo y gas y con su llamado a que “Ecopetrol se saque el petróleo de la cabeza” han pasado factura”, advirtió Germán Machado, profesor y economista de Los Andes.
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Por eso, Mauricio Téllez, periodista económico especializado en temas energéticos y exgerente de comunicaciones de Ecopetrol, subrayó que la junta directiva perdió credibilidad frente a inversionistas con la forma en que se suspendió el proyecto Oslo y la intromisión del presidente Petro en ideas como la eventual compra de Monómeros o “la instrucción para vender el rentable del negocio conjunto con OXY en el Permian de Estados Unidos”.
Permian: el activo que sostiene a Ecopetrol en medio del derrumbe
Mientras el Gobierno Petro plantea la desinversión en el Permian Basin, en Texas, los analistas advierten que ese activo es uno de los pocos que mantienen la rentabilidad del grupo Ecopetrol.
Según Cabrales, el Permian aporta más del 15% de la producción total de la petrolera y el 14% del Ebitda del segmento upstream (exploración, extracción o generación). “Sin ese aporte, la producción caería de 755.000 a 640.000 barriles diarios”, afirma.
Los costos de extracción allí son los más bajos del portafolio de Ecopetrol—entre 4 y 6 dólares por barril— y los márgenes operativos superan el 80%, cifras impensables en campos nacionales donde superar los 12 dólares por barril es la norma.
Por eso, la Contraloría General pidió explicaciones sobre una eventual venta del activo, valorado en más de US$5.500 millones, tras denuncias de que la decisión podría haber sido impulsada desde la Presidencia.
El exministro Amylkar Acosta lo advirtió con crudeza: “Una venta precipitada del Permian sería un detrimento patrimonial para todos los colombianos”. En contraste, Petro y sus aliados defienden que el negocio del fracking contradice la “transición energética justa” y que mantener esa operación compromete la coherencia ambiental del gobierno.
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Vera resumió lo anterior diciento que los daños reputacionales producto de escándalos y ruidos permanentes del presidente Roa y su cuerpo directivo han tenido impacto en el valor patrimonial y accional de Ecopetrol, “asociados al desarrollo de proyectos claves de la empresa y los posibles conflictos de interés de algunos de sus directivos por procesos previos y en el desarrollo de las actividades dentro de la empresa. Esto ha generado una señal de inestabilidad, pérdida de confianza corporativa”.
Un gigante aislado en la bolsa mundial: las petroleras suben, Ecopetrol se hunde
El contraste con el resto del mundo es contundente. Mientras ExxonMobil ha subido 84,2%, Occidental Petroleum (OXY) un 41,1%, Chevron un 31% y ConocoPhillips un 19,7% entre 2021 y 2025, Ecopetrol ha perdido 33,3% de su valor en la Bolsa de Nueva York.
Ni siquiera Petrobras, que arrastra sus propios escándalos, ha caído: creció un 5,1% en el mismo periodo. El economista Machado resumió el fenómeno: “Mientras el mundo petrolero vive un renacimiento bursátil, Ecopetrol se apaga entre decisiones erráticas, ruido político y desconfianza institucional”.
Téllez agregó que la acción ha caído 25% en dos años y hoy se cotiza en cerca de $1.800, menos de la mitad del precio de la segunda emisión en 2011.
Por eso, Machado remató diciendo que hoy los únicos inversionistas que están apostando por Ecopetrol son aquellos que consideran probable un cambio de gobierno en 2026. “De las grandes petroleras, Ecopetrol es la única que ha perdido valor en los últimos 4 años mientras Petrobras, Oxy, Chevron y ExxonMobil, entre otras, sí tienen valorizaciones importantes. El caso de Ecopetrol es de manual sobre cómo el mal gobierno corporativo puede restarle valor incluso a la principal empresa del país”.
Paralelo a esta caída accionaria, la calificadora Fitch Ratings mantuvo la nota AAA nacional para Ecopetrol, pero advirtió que esa estabilidad está en riesgo.
En su más reciente informe, la agencia enumeró cinco factores que podrían detonar una rebaja: 1. Debilitamiento del vínculo con el Gobierno. 2. Menor apoyo estatal ante crisis financieras. 3. Retrasos en proyectos estratégicos. 4. Entorno operativo adverso. 5. Descenso en reservas o ingresos futuros.
Fitch también alertó sobre el “ruido institucional” en torno a Ecopetrol: las disputas políticas, las tensiones con la junta directiva y la falta de claridad estratégica podrían afectar el acceso al mercado de bonos. Aunque la compañía conserva US$2.500 millones en liquidez, la calificadora fue tajante: “La nota AAA no está blindada. Si el deterioro continúa, una revisión negativa es inevitable”.
Las cinco banderas rojas de Ecopetrol en 2025
A partir de los análisis de Óscar Vanegas, profesor de la UIS y magíster en Petróleo y Gas; Mauricio Téllez, periodista económico especializado en temas energéticos y exgerente de comunicaciones de Ecopetrol; Julio César Vera, presidente de la fundación Xua Energy; y Germán Machado, profesor y economista de Los Andes, estas son las cinco banderas rojas de Ecopetrol.
1. Caída en los precios del crudo y desplome financiero
El 2025 ha sido un año negro para Ecopetrol en materia económica. El precio internacional del Brent se desplomó 25%, pasando de US$80 a US$60, lo que golpeó de frente las utilidades y el flujo de caja. En el segundo trimestre del año, las ganancias fueron de apenas $1,8 billones, una reducción del 46% frente a 2024, el peor desempeño en 18 trimestres. La acción se cotiza en torno a $1.800, una caída del 25% en dos años, reflejo de la pérdida de confianza de los mercados.
A esto se suma —como advierte el economista Germán Machado— “el aumento del endeudamiento, las obligaciones fiscales por IVA en importaciones y los nuevos impuestos por la crisis del Catatumbo, que redujeron aún más los márgenes operativos”. Hoy, Ecopetrol necesita un precio de US$52 por barril para ser rentable, cuando antes lo era con US$30.
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2. Desplome productivo y riesgo de desabastecimiento de gas
La caída simultánea en la producción de petróleo y gas natural encendió las alarmas del sector. Sin contar el aporte del Permian, la producción nacional de Ecopetrol cayó de manera significativa. La producción de gas comercializado bajó más de 155 millones de pies cúbicos diarios, lo que ha creado —según Julio César Vera— un riesgo real de abastecimiento para el consumo esencial entre 2026 y 2029, especialmente en hogares, refinerías y transporte.
El fracaso exploratorio en la incorporación de nuevas reservas, el retraso en proyectos de regasificación en Coveñas y Buenaventura, y la no perforación del pozo Komodo 1 en el Caribe colombiano —por demoras regulatorias y licencias imposibles de cumplir— ilustran la falta de gestión técnica y de visión estratégica.
3. Gobierno corporativo erosionado y ruido político permanente
Ecopetrol atraviesa una crisis de gobierno corporativo sin precedentes. La intromisión del presidente en decisiones empresariales, como la eventual venta del Permian o la compra de Monómeros, ha generado desconfianza entre inversionistas y analistas. Mauricio Téllez sostiene que “la junta directiva perdió credibilidad frente a los mercados”, mientras que Machado afirma que el caso “es de manual sobre cómo el mal gobierno corporativo puede restarle valor incluso a la principal empresa del país”.
Las renuncias en la junta directiva, la politización de las decisiones, y el ruido constante del Gobierno contra el sector petrolero, con frases como “Ecopetrol debe sacarse el petróleo de la cabeza”, han deteriorado la estabilidad institucional. Hoy, dice Machado, “los únicos inversionistas que están apostando por Ecopetrol son los que creen que habrá un cambio de gobierno en 2026”.
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4. Escándalos y deterioro reputacional
El 2025 también ha sido un año de ruido ético y judicial. Los escándalos que rodean al presidente Ricardo Roa, por presuntos topes irregulares en la campaña presidencial de Gustavo Petro, la compra de un apartamento y los negocios turbios atribuidos a su pareja, Julián Caicedo, han puesto en jaque la credibilidad de la empresa.
Ecopetrol salió del top 10 del ranking Merco de reputación empresarial, su peor ubicación desde que se realiza esa medición. Para Julio César Vera, estos episodios “han afectado la confianza corporativa, la motivación del talento interno y el valor accionario de la compañía”. En palabras de Óscar Vanegas, la reputación de Ecopetrol “se ha visto arrastrada por la politización, los conflictos de interés y el manejo de favores personales”.
5. Pérdida de capacidad técnica y foco estratégico
Ecopetrol ha sufrido una fuga de talento técnico sin precedentes, lo que ha debilitado su capacidad operativa y exploratoria. “Han salido ingenieros y geólogos con experiencia demostrada en la industria, reemplazados por cuadros sin trayectoria”, advierte Téllez.
La compañía también ha desviado recursos hacia proyectos de energías renovables de dudosa viabilidad, al tiempo que incrementa su deuda en moneda extranjera. El resultado, según Vanegas, es un “modelo de expansión sin retorno visible, con inversiones más políticas que rentables”.
A esto se suma —como lo destaca Vera— el aumento de los costos fijos, las amortizaciones y los gastos exploratorios, con incrementos del 21%, 9,3% y 14,3%, respectivamente. Por eso, estas cifras reflejan una pérdida de disciplina financiera y de foco técnico que compromete la competitividad futura de la compañía.
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