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Un favor le devolvió la fe a Wilmar tras quedar cuadripléjico

Wilmar quedó cuadripléjico hace nueve años en un accidente que cambió su vida. Desde ese momento, su meta fue encontrar la manera de volver a movilizarse.

  • La grúa, cuyo costo fue de $5 millones, pudo adquirirse gracias a una recolecta que hizo la Fundación Un Viejo Favor. FOTO Camilo Suárez
    La grúa, cuyo costo fue de $5 millones, pudo adquirirse gracias a una recolecta que hizo la Fundación Un Viejo Favor. FOTO Camilo Suárez
hace 11 horas
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José Wilmar Muñoz Duarte aprendió desde muy joven que la vida se construye trabajando. Nació en Unguía, Chocó, pero fue en Apartadó, en el corazón de Urabá, donde creció, formó su familia y pasó más de una década vinculado a las fincas bananeras.

Tenía 33 años cuando todo cambió, pero hasta ese momento su historia era la de miles de trabajadores de la región: madrugadas largas, esfuerzo físico constante y la convicción de que, mientras hubiera trabajo, habría comida y futuro para los suyos.

Wilmar no le temía al cansancio. Levantarse a las 3:00 o 4:00 de la mañana hacía parte de la rutina. Lo importante era cumplir con el turno y llevar el sustento a casa.

El 7 de octubre de 2016, a las 5:30 de la mañana, Wilmar se desplazaba en motocicleta entre los corregimientos de El Tres y Currulao, rumbo a la finca donde trabajaba. En su viaje, lo acompañaba un amigo, que iba de parrillero.

En un tramo de la vía, una buseta frenó de manera repentina a pocos metros de distancia. Él reaccionó instintivamente y accionó los frenos. Sin embargo, el impacto no vino de frente: al frenar tan fuerte, el parrillero se fue hacia adelante y lo terminó golpeando con todo su peso en la nuca. Ese instante bastó para cambiarlo todo.

El golpe fracturó su médula espinal y la columna vertebral. El diagnóstico fue inmediato y devastador: cuadriplejia. En cuestión de segundos, el hombre que se defendía solo, que cargaba racimos de banano y recorría largas distancias sin pensar en el cansancio, perdió por completo la movilidad.

“Este accidente me cambió la vida, porque yo luchaba por mi familia, por el bienestar de ellos, por la comida. Yo me defendía”, expresó Wilmar.

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Después del accidente, lo trasladaron a la Clínica Panamericana en Apartadó, donde permaneció hospitalizado desde el 7 de octubre hasta el 28 de diciembre de 2016. Allí comenzó una lucha silenciosa por sobrevivir.

En ese periodo sufrió más de 20 paros respiratorios. De Urabá fue remitido a Medellín, a una clínica especializada en El Poblado. Permaneció allí un largo tiempo antes de iniciar un proceso de cuidados en casa y, posteriormente, pasó a vivir en hogares geriátricos.

En febrero de 2024 llegó al hogar Mayormente Amado, ubicado en Prado Centro. El lugar le brinda atención constante y un entorno donde puede convivir con otros adultos mayores que, por distintas razones, también dependen del cuidado de terceros. Pero incluso con atención y acompañamiento, había una necesidad que marcaba su día a día: los traslados constantes que tenía que hacer para ir al baño, comer o simplemente tomar el sol.

Cada vez que debía pasar de la cama a la silla de ruedas, el proceso era largo, complejo y exigente para quienes lo asistían. La solución existía, pero era demasiado costosa: una grúa mecánica.

Cuando todo parecía imposible apareció la fundación Un Viejo Favor. En ese entonces, Santiago Jaramillo, su fundador, llegó al hogar geriátrico en el que se encontraba Wilmar para entregar pañales y cremas a los adultos mayores.

Wilmar lo llamó y le pidió que escuchara su historia. A partir de ese momento nació una relación que con el tiempo se convirtió en una amistad. Santiago regresó, conoció a fondo su situación y entendió que la grúa no era un capricho, sino una necesidad urgente.

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La campaña para conseguir la grúa se apoyó en donaciones de personas comunes, publicaciones en redes sociales y la confianza de quienes creen en los pequeños favores. El punto de quiebre llegó cuando la historia fue publicada por EL COLOMBIANO. La visibilidad de esta historia en el periódico permitió completar los recursos necesarios.

“Nosotros en las redes sociales sacamos la historia de Wilmar. Sí habíamos recogido, pero no tanto, y cuando EL COLOMBIANO la publica, se tuvo este resultado, si no fuera por el periódico no estaríamos acá, ni tendríamos la grúa”, confirmó el director de la Fundación Un Viejo Favor.

La grúa tuvo un costo aproximado de $5 millones. En total, se recolectaron cerca de $6 millones, dinero que ayudó a cubrir otros gastos como pañales, cremas e incluso el pago de un mes más en el hogar donde Wilmar residía.

“Ese día fue inolvidable porque fue un día lleno de bendición para mí. La grúa me cambió inmensamente porque antes para bajarme de la cama o sentarme con los abuelos era un proceso, pero ahora hay mucha facilidad”, indicó Wilmar.

Hoy, este hombre puede sentarse en su silla de ruedas sin el mismo esfuerzo físico y complejidad que antes. No solo recuperó la movilidad, sino también la confianza.

Wilmar sabe que su camino sigue siendo difícil. Aún necesita medicamentos costosos, pañales y cremas para el cuidado diario. Para quienes deseen seguir ayudando a Wilmar y al hogar geriátrico Mayormente Amado, pueden aportar su granito de arena con donaciones o insumos, comunicándose al número de la fundación: 3172264800.

A quienes atraviesan situaciones similares, Wilmar les deja un mensaje sencillo, construido desde su experiencia.

“Tengan mucha fe en Dios, pónganse en sus manos, que todo tiene su tiempo. Es una bendición de Dios que EL COLOMBIANO y muchas personas aportaran para la grúa, porque como dice el dicho, los buenos somos más”, concluyó.

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