El mandatario colombiano aseguró que no le dará la mano al fascismo. Sus declaraciones generaron polémica en el mundo político, que le pidieron más inteligencia para manejar las relaciones internacionales.
La elección de José Antonio Kast como nuevo presidente de Chile, oficializada el 14 de diciembre de 2025, no solo reordenó el mapa político del país austral, sino que abrió un intenso debate en América Latina por la reacción del presidente colombiano, Gustavo Petro.
Kast se impuso en las urnas a Jeannette Jara con una ventaja superior a los dos millones de votos, un resultado que fue reconocido rápidamente por distintos líderes internacionales, pero que recibió una respuesta radicalmente distinta desde Bogotá.
A través de una serie de mensajes en redes sociales, Petro cuestionó de manera frontal la llegada de Kast al poder. En uno de sus pronunciamientos más controvertidos afirmó que “jamás le daré la mano a un nazi”, asociando al presidente electo con el pinochetismo y con ideologías totalitarias.
Para el mandatario colombiano, el resultado electoral en Chile refleja un avance de fuerzas que considera una amenaza para los movimientos progresistas y para la democracia en Sudamérica.
El jefe de Estado colombiano acompañó sus críticas con referencias históricas y simbólicas. Aludió a la tradición de resistencia del pueblo chileno, evocando a los pueblos originarios y señalando que, a su juicio, el “péndulo” político no debería inclinarse hacia proyectos conservadores extremos.
En otros mensajes, aseguró que algunas de sus publicaciones fueron bloqueadas por la plataforma, pero insistió en repetir sus advertencias, incluso recurriendo a comparaciones con el fascismo europeo del siglo XX y con la dictadura de Augusto Pinochet.
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Petro también amplió su mensaje más allá de Chile y lanzó una advertencia regional. Habló de “vientos de la muerte” que, según él, soplan desde el norte y el sur del continente, e hizo un llamado a la resistencia latinoamericana, utilizando símbolos históricos como la figura de Simón Bolívar.
En ese mismo contexto, incluyó una mención al poeta Pablo Neruda y a la memoria cultural de Chile, como parte de lo que considera valores que deben ser protegidos.
El tono del presidente colombiano contrastó con el de otros mandatarios de izquierda y centroizquierda.
El presidente saliente de Chile, Gabriel Boric, se comunicó con Kast para felicitarlo y desearle éxito en su gestión, subrayando que asumirá la presidencia de todos los chilenos.
Desde Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva destacó la transparencia y el orden del proceso electoral, expresó su disposición a fortalecer las relaciones bilaterales y reiteró el compromiso de mantener a Sudamérica como una zona de paz.
Mensajes similares llegaron desde México y España. La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, felicitó al pueblo chileno por una jornada democrática y manifestó su confianza en que ambos gobiernos continuarán colaborando.
Por su parte, el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, celebró la victoria de Kast y resaltó la importancia de Chile como socio estratégico, una posición respaldada también por el Ministerio de Asuntos Exteriores de ese país.
En Colombia, las declaraciones de Petro generaron fuertes críticas. El exministro Alejandro Gaviria calificó su reacción como “patética” y agregó que se trata de “una combinación de irresponsabilidad, delirio y estupidez”.
El representante Daniel Forero, del Centro Democrático, lo acusó de irrespetar la voluntad soberana del pueblo chileno y de mantener una actitud complaciente frente al gobierno venezolano.
En la misma línea, el politólogo Fernando Posada advirtió que los ataques tempranos de Petro podrían poner en riesgo la relación diplomática con Chile, especialmente si se comparan con su silencio frente a la situación política en Venezuela.
Por otro lado, el partido Cambio Radical, publicó un mensaje en el que aseguraron: “¿Hasta cuándo? Petro parece ese tío que se pasa de copas en Navidad y lo hace quedar a uno como un zapato (...) Y mientras tanto, Colombia queda mal parada en el escenario internacional: la diplomacia es reemplazada por trinos incendiarios, se deterioran las relaciones con países vecinos y aliados estratégicos y se debilita la confianza externa”.
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Entre tanto, otro sector de la opinión pública le recordó al presidente que, aunque ahora se pronuncia fuertemente por los resultados en Chile, nunca dijo nada sobre las denuncias por irregularidades en Venezuela.
La periodista y abogada Diana Saray escribió: “El gobierno colombiano no opina sobre la dictadura y el robo de elecciones en Venezuela, por considerarlo una interferencia en los asuntos nacionales, pero no tiene ningún inconveniente en llamar nazi al nuevo presidente de Chile y decir que no estrechará su mano (pero sí estrecha la de Nicolás Maduro). El problema claramente no es de respeto a la autodeterminación de las demás naciones. Es de mera ideología”.
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