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No hay Spotify que cambie la tradición de escuchar las emisoras para amenizar cada fin de año en Antioquia

Conozca quienes son los encargados de llevar la alegría por medio de la radio a todos los hogares este 31 de diciembre en un suceso que se ha vuelto tradición en la ciudad.

  • Estas son tres de las voces más icónicas de fin de año: John Jander Garcia (izq.), director de Olímpica Stereo; Williamson Serna (centro.), productor y locutor de Estrella Stereo, y Orlando Hernández (der.), más conocido como El Buho Salsero, de Latina Stereo. FOTOS: Manuel Saldarriaga
    Estas son tres de las voces más icónicas de fin de año: John Jander Garcia (izq.), director de Olímpica Stereo; Williamson Serna (centro.), productor y locutor de Estrella Stereo, y Orlando Hernández (der.), más conocido como El Buho Salsero, de Latina Stereo. FOTOS: Manuel Saldarriaga
  • John Jander García, otra de las voces que anima la ciudad durante la fiesta de fin de año. FOTO: Manuel Saldarriaga Quintero
    John Jander García, otra de las voces que anima la ciudad durante la fiesta de fin de año. FOTO: Manuel Saldarriaga Quintero
  • Orlando Hernández, el Buho Salsero de Latina Stereo, toda una leyenda de la radio de la ciudad que ha estado animando varios 31 de diciembre. FOTO: Cortesía
    Orlando Hernández, el Buho Salsero de Latina Stereo, toda una leyenda de la radio de la ciudad que ha estado animando varios 31 de diciembre. FOTO: Cortesía
  • Williamson Serna, de Estrella Stereo, es otra de las voces inconfundibles que se sintonizan cada 31 en Medellín. FOTO: Manuel Saldarriaga Quintero
    Williamson Serna, de Estrella Stereo, es otra de las voces inconfundibles que se sintonizan cada 31 en Medellín. FOTO: Manuel Saldarriaga Quintero
27 de diciembre de 2025
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Cada 31 de diciembre, gracias a la magia de la radio en Medellín pasan tres fenómenos muy particulares que podrían resultar inexplicables para los foráneos, pero que para los locales bien sería la síntesis de toda su esencia decembrina.

El primero de ellos, y es que, en una especie de acuerdo implícito, muchas cuadras de la ciudad se sincronizan para que, por radios, equipos de sonido, y bafles solo retumben las más reconocidas emisoras de la ciudad como música de fondo del fin de año.


Sí, hoy en día gozamos de listas de Spotify y de YouTube que podrían sonar ininterrumpidamente las canciones clásicas de esta fiesta popular. Pero casi que, por mandato popular, si se quiere gozar de un buen diciembre en el Aburrá hay que poner las consabidas emisoras. ¿Y cuáles son? Todo el mundo conoce la respuesta.

El otro fenómeno, que incluso desafía la física, es que independiente de que los relojes marquen las 12 de la noche, en la capital antioqueña no hay año nuevo hasta que en las emisoras de la ciudad suenen temas como Faltan cinco pa’ las 12 o Yo no olvido el año viejo.

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El tercer asunto es que, apenas arranca la canción, la mayoría de calles se desocupan momentáneamente mientras todo el mundo corre a casa a encontrarse con su familia para darle el feliz año. Luego de que suenan estos temas en las emisoras, la fiesta vuelve a las calles mientras los llorosos se secan las lágrimas, los animados le dan vueltas a la manzana con una maleta y los demás mojan el gaznate con algún “guaro” atravesado.

Y mientras todos celebran, casi nadie cae en cuenta que este fenómeno radial –que ya es tradición– depende de un puñado de hombres y mujeres que desde herméticas cabinas se encargan de llevar en sus hombros y sus voces la responsabilidad de traer la fiesta de fin de año a los hogares de la ciudad, del país y del mundo.

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“Es una gran responsabilidad”

Estamos hablando de esos hombres y mujeres que ya sea frente al micrófono o detrás de una consola de sonido, se encargan de animar cada espacio donde los sintonizan. Uno de ellos es John Jander García, el carismático director de Olímpica Stéreo en Medellín, y quien desde los 18 años sabe lo que es moverse entre el dial.

Él comentó que también desde muy joven ha sabido lo que es trabajar la medianoche de un 31 de diciembre cuando la ciudad solo escucha su voz y las canciones que programa. “Cuando yo arranqué radio comercial justamente me tocó un diciembre en el que me dijeron que si quería empezar me tocaba en horas de la noche desde 1 de diciembre hasta el puente de Reyes. Y yo arranqué, sin dudarlo, ese fue mi debut”, recordó.

John Jander García, otra de las voces que anima la ciudad durante la fiesta de fin de año. FOTO: Manuel Saldarriaga Quintero
John Jander García, otra de las voces que anima la ciudad durante la fiesta de fin de año. FOTO: Manuel Saldarriaga Quintero

García confesó que laborar un 31 de diciembre es una experiencia de sentimientos encontrados. “Porque uno sabe que es estar ahí es el motivo de la alegría para los oyentes, pero uno también quisiera estar con su propia familia. Aun así, darle la bienvenida al año nuevo en cabina es una experiencia hermosa que a todos los que arrancamos en radio nos ha tocado”, detalló.

Él dijo que ese día tan especial Olímpica Stereo se contagia de la alegría de las cuadras y a la emisora llegan algunos locutores a animar a sus compañeros.

“Yo, por ejemplo, empiezo a hacer una selección de canciones que combinen lo más sonado del año con los clásicos de siempre. También hablamos de agüeros, de todo lo que pasa en fin de año. Y claro, con nuestro personaje Don Ebrio, desde temprano está en el programa con sus ocurrencias en vivo. Ya luego pasamos a producción donde dejamos lista la despedida del 31 y la entrada del año nuevo”, añadió.

Ya a las 12:00 de la noche, cuando el reloj anuncia que el año viejo se va, se pone a correr esa reflexión que tanto gusta en los hogares de la ciudad y que para muchos ya es un agüero tan importante como tener las lentejas en el bolsillo o comerse las 12 uvas.

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“En ella le damos gracias a Dios por tenernos con vida, con salud. Es una reflexión donde también le damos gracias a la audiencia por su sintonía. Es un momento muy simbólico, ágil pero contundente para entrar con toda en 2026”, añadió.

Pero no todo es fiesta en la cabina, según García recibir el año nuevo en una emisora es una gran responsabilidad pues quien tenga el micrófono al frente sabe que casi toda la ciudad está pendiente de lo que diga o ponga a sonar.

“Uno siente el peso de la responsabilidad, pero es un asunto que emociona mucho porque uno se siente con la audiencia al lado. Usted no se imagina la cantidad de gente que nos escribe y nos manda saludos. Hay oyentes que me dicen que podrían poner Youtube o Spotify, pero ese sentimiento de encontrar un locutor que esté diciendo cuanto falta para el fin de año, ese ánimo que damos incluso a los que están lejos, eso es algo que para ellos no tiene precio” reseñó.

“Con tanto oyente uno se anima a llevar más alegría”

Otro de los personajes históricos de la radio de la ciudad –que también ha sido un “eterno centinela” de las noches– es don Orlando Hernández, más conocido como El Buho Salsero de Latina Stereo. Desde hace 39 años, este hombre ha llevado el sonido de las Palmeras en las noches de la ciudad, incluyendo las del 31 de diciembre.

Hernández comentó que esa noche donde se parten los años es de mucha importancia porque hay que estar más alegre y positivo que los oyentes que buscan en el dial ese refugio contra la soledad y la tristeza, y también porque hay que saber llevar la alegría a ese público, pero con mesura.

“Uno quiere llevarle alegría a todo el mundo, pero uno tiene que ser muy medido, porque, como le voy a decir al que está afuera del país como está la cosa acá con las fiestas en las cuadras ¿Pa’ ponerlos a llorar? No, no soy capaz”, comentó en tono paternal.

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Hablando de música El Búho comentó que –al contrario de otras emisoras donde lo tropical manda la parada– estos son los temas infaltables en Latina Stereo antes de las 12 campanadas.

“Como a las 11:00 p.m., la gente quiere escuchar temas muy sentidos como por ejemplo Cheo Feliciano con Sobre una tumba; también los presos piden Para que aprendas, de Roberto Torres; por ahí ya faltando poco piden Madre de Ismael Miranda, y Amor y control de Rubén Blades. Y no pueden faltar el Faltan Cinco pa’ las 12 de Gabino Pampini; Y claro, Todo tiene su final de Héctor Lavoe”, detalló.

Hernández detalló que durante todo el 31 los que más llaman a la emisora son los oyentes de Europa y Estados Unidos, a quienes el tema de la soledad y la distancia pega especialmente duro. Según el histórico locutor, la emisora –con su música y sus tradicionales “salsaludos” se vuelve ese consuelo para los que por muchos motivos quieren estar en su barrio, pero no pueden volver a ellos.

En el plano personal, El Búho también comentó que esas fechas le pesan porque cerca de la “hora cero” cuando el famoso tictac de las emisoras se alborota, él siente que eso pega duro.

Orlando Hernández, el Buho Salsero de Latina Stereo, toda una leyenda de la radio de la ciudad que ha estado animando varios 31 de diciembre. FOTO: Cortesía
Orlando Hernández, el Buho Salsero de Latina Stereo, toda una leyenda de la radio de la ciudad que ha estado animando varios 31 de diciembre. FOTO: Cortesía

“Es que uno es un ser humano también. Y empieza esa frase de ‘faltan tantos minutos’... Y llega el momento en que uno también piensa en tanta gente por fuera y en su soledad. Yo pienso mucho en los transmisoristas que están por allá en la lejanía de las antenas y estaciones de radio haciendo el trabajo para que nuestra voz pueda llegar. También pienso en los miembros de la Fuerza Pública que están aislados. O la gente que está incomunicada”, dijo.

Aun así, don Orlando admitió que la cura para esa nostalgia es tanto oyente que llama y saluda cuando pasan por Latina Stereo. Ya sea desde las viejas barras que antaño rodeaban teléfonos públicos para llamar a la emisora o la recua de transportadores que hacen sonar cláxones y sirenas en su paso por la emisora, siempre hay gente reportando sintonía.

“Con tanto oyente que llama desde temprano –así sea de gente sola o que se siente desamparada en esos momentos– y que dan cuenta de que tan lejos llegan las palabras de uno, uno se anima a llevar más alegría. Uno hablando con ellos espanta esa tristeza y por eso se nos va toda la madrugada hablando”, detalló.

“Cuando suena el famoso reloj hasta los que están en coma lloran”

Otra de esas voces inconfundibles de diciembre que se alterna con la sirena que anuncia el fin de año es la de Williamson Serna, locutor y productor de Estrella Estéreo desde hace tres décadas y quien asegura que ya perdió la cuenta de cuantas veces lo cogieron las 12 campanadas en una cabina de la icónica emisora de este municipio del Valle de Aburrá.

Williamson Serna, de Estrella Stereo, es otra de las voces inconfundibles que se sintonizan cada 31 en Medellín. FOTO: Manuel Saldarriaga Quintero
Williamson Serna, de Estrella Stereo, es otra de las voces inconfundibles que se sintonizan cada 31 en Medellín. FOTO: Manuel Saldarriaga Quintero

Serna recordó que, en esos primeros años, trataban de estar todos los locutores en la cabina, en una especie de fiesta, como si la parranda de la calle se trasladara al estrecho espacio. Luego, se incorporaron las famosas rifas que definían a quien le tocaba quedarse en esa fecha al pie del cañón.

“Ya hoy en día, por lo general partimos turnos. Viene uno de tal hora a tal hora, luego sobre todo el 31, hay más de dos locutores acá metidos. Y los que estamos, internamente nos armamos el parche, eso sí muy pendientes de la sintonía. Y ya en la recta final estamos por lo menos un locutor y los personajes como Mario Tierra y Estrellulia, porque todo acá es en vivo. Esto acá es una fiesta que intentamos llevar a todas las personas”, detalló.

Williamson es consciente de que emisoras como Estrella se encargan de volver cada 31 de diciembre a la ciudad en una especie de discoteca a cielo abierto cuyo eco no solo retumba en los barrios sino hasta en otros países tan lejanos como Suiza o Australia.

“Mucha gente que está o estaba afuera del país nos cuenta que hace años se emocionaban mucho cuando los familiares les mandaban casetes con las grabaciones de la emisora un 31 de diciembre, para que sintieran como se vivía el fin de año en casa. Y hoy con el internet esto es más amplio. Por ejemplo, el 31 de 2024, tuvimos casi 5 millones de personas conectadas a la emisora digital. ¡Eso es una locura!”, dijo.

Serna, al igual que García y Hernández, también habla de esa responsabilidad que tienen de ser el “alma de la fiesta” en la ciudad y en otras latitudes.

“Pero para mí es un peso bacano porque uno sabe que está llevando alegría a gente como soldados, policías, bomberos, médicos, presos, trabajadores del aseo, o transportadores. Incluso hasta en las clínicas nos escuchan. Nos han contado que hay familias que el 31 a sus enfermos les pone el radiesito al lado. Y que cuando suena el famoso reloj hasta los que están en coma lloran. Es una cosa bastante emocionante”, recordó.

Serna también detalló que cuando suenan las campanadas dentro de la cabina, es cuando se siente con fuerza la magia de la radio. Explicó que tener la oportunidad de que millones de personas estén pendientes de sus palabras lo transporta a otro lado.

“Es como si en vez de estar en este octavo piso, estuviera frente al mar, o frente al firmamento. Sentir que le estás mandando alegría a gente que está dándola toda afuera, a esos 'hijos ausentes', es pura magia de fin de año, no hay como más definirla”, dijo.

Y ese cariño y alegría que retumba por la ciudad desde las emisoras, se devuelve como una ola hacia quienes se la prodigan, pues tanto García como Hernández y Serna son enfáticos en que sus oyentes son bien generosos a la hora de demostrar cariño y por eso se aparecen hasta con viandas a saludarlos y a acompañarlos un rato en esas noches.

“Luego del 31, al otro día, esta cabina parece un restaurante porque la gente viene y nos trae sancochos, asados, natillas y buñuelos hechos en sus cuadras porque muchos se acuerdan de nosotros”, comentaron.

Sin embargo, también coinciden en que el mejor regalo que les puede dejar su sacrificio es como –después de un arduo turno de fin de año– el eco de sus emisoras se riega interminable por las distintas cuadras de esta urbe donde la radio todavía determina el paso de un año a otro.

Y donde entre oraciones, sirenas, y celebraciones, se alzan las voces de locutores que se encargan de recordarnos a ese año viejo que pasa y que nos ha dejado cosas muy buenas más allá de una chiva, una burra negra, una yegua blanca y una buena suegra.

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