En el mercado mundial del hierro y el acero, China domina con una participación sin precedentes. En 2024 produjo 53,3% del acero global, lo que equivale a 1.005 millones de toneladas de un total cercano a 1.884 millones. Le siguen India, con 149 millones de toneladas; Japón, con 84 millones; Estados Unidos, con 80 millones; y Rusia, con 71 millones. En América Latina, solo Brasil aparece en el top diez mundial, con una producción de 34 millones de toneladas.
De acuerdo con el equipo de investigaciones de Bancolombia, Colombia, en contraste, es un jugador pequeño en esta industria y actúa como tomador neto de precios.
Puede leer: Colombia vive en alquiler: es el país de América Latina con más hogares pagando arriendo
La producción nacional ronda los 1,6 millones de toneladas anuales, pero, a pesar de su escala reducida, logra abastecer buena parte de la demanda interna. En 2023, por ejemplo, la producción local representó el 78% del consumo total.
La sobreoferta china presiona los precios
El exceso de producción en China, derivado de regulaciones al sector inmobiliario, ha generado una sobreoferta estimada en 200 millones de toneladas. Este excedente, al no absorberse en su mercado interno, se dirige al comercio internacional.
Una proporción significativa de estas exportaciones corresponde a productos intermedios, esenciales para la fabricación de aceros largos y planos. Esto reduce los costos de producción en los países que los importan, lo que a su vez amenaza la competitividad de las empresas que realizan todo el proceso de manufactura de forma local.
Entérese: En agosto se vendieron 14.063 nuevas viviendas, cifra 7,2% menor frente al año pasado
“Actualmente, estos bienes intermedios no cuentan con ninguna salvaguardia ni medidas antidumping que protejan a la industria nacional frente a los precios reducidos del acero chino”, afirmó Laura Clavijo, directora de investigaciones económicas de Bancolombia.
Impacto en Colombia: acumulación de inventarios y caída en ventas
La comparación entre los precios internos y los internacionales evidencia una caída sostenida desde 2022. Los productos importados suelen ser más baratos, incentivando su compra en el exterior.
En el mercado local, indicó Clavijo, la producción creció un 14% en 2024, mientras que las ventas permanecieron estancadas. Al mismo tiempo, las importaciones de aceros largos subieron un 21%, lo que, junto con la menor demanda interna, ha inducido a una creciente acumulación de inventarios.
A esto se suma que el sector de la construcción, principal consumidor de acero, sigue débil. Las iniciaciones de vivienda proyectadas para 2025 se perfilan como las más bajas de la década, lo que limita la reactivación del mercado.
Desde la Cámara de Productores de Acero de la Asociación Nacional de Empresarios de Colombia (Andi) han advertido que la competencia desleal con precios artificialmente bajos y demanda deprimida, está configurando un escenario sumamente exigente para las empresas del sector y genera un riesgo directo para el sostenimiento de más de 50.000 empleos directos e indirectos que dependen de la cadena siderúrgica en todo el país.
Le puede interesar: Desembolsos para vivienda en Colombia crecieron, pero financiación VIS con subsidios se desplomó 26,5%
Perspectivas para 2025: un panorama desafiante
El entorno internacional tampoco ofrece señales de alivio. Las expectativas de crecimiento global se moderan en medio de tensiones geopolíticas y comerciales.
Para los analistas de Bancolombia, esto reduce la probabilidad de un repunte en los precios del acero e, incluso, abre la posibilidad de nuevas caídas si las políticas de la administración de Donald Trump generan efectos negativos sobre la economía de Estados Unidos.
Más noticias: Estas son las ciudades con mayor aumento en el precio de la vivienda según el Dane, ¿en qué puesto está Medellín?
Así las cosas, con precios deprimidos, importaciones en aumento y menor demanda interna, la industria siderúrgica colombiana enfrenta un 2025 particularmente retador, en el que la pérdida de competitividad podría afectar no solo al sector, sino también al empleo vinculado a la cadena de materiales de construcción.