Si algo le quedó claro a una joven en Carolina del Norte (Estados Unidos) es que un efecto mariposa ocurre en cualquier momento. Su familia vivió una tragedia doméstica cuando un descuido convirtió un antojo por algo dulce en una pesadilla que salió cara y miedosa.
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Kyndall, una joven de la casa, decidió calentar un brownie en el microondas, pero en lugar de dejarlo el breve tiempo que necesitaba —20 segundos— lo quemó por completo durante dos minutos. El error se le salió de control.
El microondas comenzó a emitir humo poco después y el olor a quemado invadió el ambiente de la cocina. En apenas minutos, lo que parecía una mínima distracción desencadenó un incendio. La familia de Kyndall apenas pudo reaccionar cuando las llamas se propagaron por la vivienda.
Amber, la mamá de Kyndall y docente de profesión, le contó al medio The Sun cómo recibió la llamada de su hija en su trabajo. Corrió de regreso al barrio y encontró varios camiones de bomberos intentando controlar las llamas que devoraban parte importante de la estructura.
Sin embargo, la destrucción fue grande. Techos colapsados, paredes ennegrecidas por el hollín y objetos personales convertidos en cenizas. Todos los bienes materiales, recuerdos familiares y objetos sentimentales quedaron dañados o destruidos por las llamas.
Las pérdidas fueron estimadas en más de 400.000 dólares (más de $1.500’000.000). Un monto enorme que dejó a la familia sin hogar y obligada a replantear su vida. A pesar del caos, nadie resultó herido. En el lugar vivían unos menores de edad y unos perros.
Mientras espera poder reconstruir su vida, la familia de Kyndall vive en un Airbnb, sin techo propio y con la mayoría de sus pertenencias perdidas, pero con la realidad de que deben rehacer su día a día desde cero.
El caso se hizo viral cuando la joven publicó un video en redes sociales mostrando las consecuencias del incidente. Las imágenes tuvieron millones de visualizaciones.
En el material audiovisual, la mujer muestra el microondas y comenta que todo cambió en dos minutos, que bastaron para que un error chiquito desencadenara una catástrofe. “La culpa me está matando”, confiesa.
Por su parte, Amber señaló: “que algo no esté en llamas no significa que no pueda empezar un incendio”, a modo de llamado a otras personas para que no les pase lo mismo.
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