Una vez se generaron los disturbios, las autoridades aumentaron los controles en los diferentes accesos del estadio del Real Madrid con el fin de controlar lo sucedido y poder cumplir con el inicio del encuentro y la tranquilidad de los aficionados.
A territorio español, según reporte de las autoridades, se esperaba la llegada de al menos 4.000 hinchas del equipo francés. A pesar de los incidentes que dejaron varios detenidos por la Policía, los ultras franceses pudieron ingresar al estadio y el partido inicio según el horario estipulado.
Las autoridades locales, junto con la Uefa, han mostrado preocupación por las acciones de grupos radicales en este tipo de eventos deportivos.
Dentro de los controles establecidos por el Gobierno de la Comunidad de Madrid estaba una exhaustiva requisa en donde fueron decomisadas baterías, cigarrillos electrónicos y boteras, además de banderas de Palestina, las cuales son prohibidas por la Uefa en todos los estadios donde se disputen las competencias europeas.
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