Dos niños de cuatro años, quizá sin entender cómo y por qué, estaban mirando un ataúd en donde estaba su padre o madre asesinados. Primero, Miguel Uribe Turbay en 1991 despidiendo a Diana Turbay, luego, 35 años después, Alejandro Uribe Tarazona despidiendo a su padre Miguel Uribe Turbay en 2025.
La escena se ha repetido por miles en tantas décadas de conflicto y violencia en todos los rincones de Colombia. Las cifras no alcanzan a retratar el efecto de una sociedad herida donde parece que la vida no vale.
Dice la frase que “ningún padre debería tener que enterrar a sus hijos”, pero en el contexto de un país violento aplica en ambos sentidos. Ningún colombiano y ninguna persona en el mundo debería tener que enterrar a otro al que le hayan arrebatado su vida por pensar diferente. No puede seguir sucediendo.
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Tras el doloroso funeral del senador y candidato presidencial asesinado, en redes sociales revivieron los momentos del funeral de la periodista Diana Turbay, secuestrada por la mafia de Pablo Escobar y luego asesinada en un intento de rescate. Se ve a un niño Miguel, de cuatro años, acercándose al ataúd junto a su abuelo, el expresidente Julio César Turbay. Años después, Uribe Turbay confesaría en una entrevista que de momentos junto a su madre uno que recuerda con claridad es ese día.
35 años después ese niño moriría tras recibir disparos en su cabeza y una de sus piernas; estuvo 65 días en cuidados intensivos a pesar de que los pronósticos médicos y científicos señalaron que podía morir en cuestión de horas o días. Pero falleció el lunes pasado a la 1:56 a.m. tras sufrir dos días antes una hemorragia en el sistema nervioso central que revirtió su condición a “crítica”.
En el funeral de Miguel Uribe, su hijo Alejandro repitió la escena de su padre: apenas vio a su abuelo, Miguel Uribe Londoño, se abalanzó sobre él y se abrazaron. Después, el menor señaló la foto de su papá, luego el ataúd.
“Para el país, se fue un hombre maravilloso que soñaba con la paz y la unión de Colombia. Que soñaba con un país en el que ningún niño repitiera la historia que hoy su hijo está repitiendo”, había dicho Tarazona en la única declaración pública que ha ofrecido desde el fallecimiento de Uribe Turbay.
¿Hasta cuándo?