Ana María Cuesta León, directora del Centro de Memoria, Paz y Reconciliación (CMPR), falleció el pasado miércoles, 11 de junio, luego de dedicarle más de 10 años a la defensa de los derechos humanos.
Así lo dio a conocer la entidad a través de un emotivo comunicado dirigido a la opinión pública. “Su compromiso trascendió la labor en el CMPR, logrando conectar y sensibilizar a diferentes instituciones del nivel distrital y nacional, organizaciones de víctimas de la sociedad civil en general”, informaron en aquella ocasión.
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“Como equipo nos comprometemos a honrar su memoria, cuidar su legado y trabajar incansablemente por la dignidad de las víctimas y la construcción de memoria y paz en la ciudad y el país. Ana María no enseñó a creer con el corazón que otros mundos son posibles”, agregó el CMPR en su comunicado.
Sin embargo, algo que no se mencionó por parte de la entidad fue la causa de la muerte de la socióloga y activista de 39 años, algo que se dio a conocer en estos últimos días.
Ana María padeció una enfermedad mortal que junto a batallas legales agravaron el panorama, así lo reveló El Espectador, quien compartió detalles de la historia médica de la directora del CMPR.
De acuerdo con lo contado por el medio anteriormente citado y según indican, con autorización de los familiares de Ana María, la socióloga padecía de hipertensión pulmonar asociada a lupus eritematoso sistémico, una patología autoinmune que comprometía el sistema cardiovascular y sus pulmones, esta condición fue diagnosticada en enero de 2006 cuando apenas tenía 19 años.
Ante este diagnóstico, la vida de Cuesta León estuvo marcada por las batallas legales con su EPS Famisanar, pues en el año 2010 cuando aún era estudiante universitaria recurrió a una acción de tutela para que le fuera entregado Ambrisentan, un medicamento de alto costo para el tratamiento de su enfermedad.
Con el paso del tiempo, la enfermedad siguió afectando su bienestar, sin embargo, el panorama empeoró en los últimos años meses a causa de la no entrega de medicamentos.
